martes, enero 22, 2008

Escatología (IV). Soluciones de eternidad

Los hombres no creen, pero no se resignan a morir "y se acabó". Y se inventan soluciones que les aviven alguna esperanza... aunque esa esperanza sea muy pobretona.

Los primitivos, y hablo de la sabiduría oriental, inventaron la teoría de la transmigración del alma. Pero ellos creían en la "inmortalidad". Ese eterno retorno debería tener un fin. Y por eso algunos plantearon la escala de reencarnaciones: alma de gusano, de sapo, de gorrión, de cordero, de ser humano... y con un poco de suerte ¡al paraíso! o vuelta a la rueda. ¿Qué méritos podría tener un gusano para ser un buen gusano? Ese es un misterio irresoluble. Y nuestra razón no hace mas que gritar que el gusano no tiene "razón"... ni ninguno de esos animales en la escala de la "irracionalidad".

Otros plantearon el eterno retorno del alma a la tierra, como si fuese un asunto de "prueba-error" Una vida mal vivida sería redimible en una vida posterior. Y, al final, el premio. Así se relativizaría también el valor de la virtud. Un Hitler, por ejemplo, podría haber decidido ser un gran borrico porque tendría otra vida para reparar. Los malos, según este sistema, podrían ser malos todas las veces que quisieran.

Pero es que no hay ninguna razón para afirmar que después de la muerte el alma vuelve a encarnarse. Ni ha sido revelado ni hay nada en ella que lo facilite. Una vez muertos, la forma del cuerpo ¿desaparece? ¿permanece? La razón afirma, a través del conocimiento de operaciones espirituales, que el alma que capta por la inteligencia lo universal... no es material y no tiene en sí razón de descomposición como sí puede tenerla la materia. Pero nada más.

Curiosamente los que no creen en la inmortalidad del alma debaten estas otras opciones como posibilidades, juegan a "imaginar" esas situaciones y muestran su respeto y admiración a esas sabidurías orientales. "Interesante y brillante opinión"... "útil para tranquilizar nuestras ansias de inmortalidad"... pero aceptable "porque sabemos que no es verdad".

Ellos han inventado una teoría mejor... que no es mas que un nuevo panteísmo, un panteísmo "curiosamente materialista".

Afirman que no hay nada después de la muerte. Y ¿cómo explican el entendimiento humano? Pues como la "fuerza universal de la misma materia que se manifiesta como pensante"... es una especial organización de la materia que nos "hace creer que somos inteligentes". La Inteligencia se escribiría con mayúscula y sería el motor de la materia. En definitiva: han inventado una "forma sustancial del Universo" que es "eterna", que se "crea a sí misma"... y que tiene todas las operaciones de un "espíritu".

Esa manera de pensar no soporta el análisis del "principio de no contradicción" y es irracional. Porque es evidente que ese monstruo tan "universal" de algún sitio ha salido. ¿Por qué está ahí? ¿Cómo es que sigue estando ahí?

Pero esa elucubración mental tiene enormes ventajas: yo como individuo muero, la Inteligencia es eterna, soy como una neurona suya. ¿Pero y si lo que yo deseo es seguir siendo esa neurona? Muerta la "neurona" yo muero... por mucho que haya una especie de etéreo cerebro subsistente.

Y además subordinado el individuo a esa Inteligencia, convertido en parte de un todo organizado... qué impide el poder absoluto de aquellos que se "autodefinan" las "super-neuronas".

Ese materialismo genera totalitarismos esclavizantes... pero es que es una burda imaginación y mentira.

¿No es más fácil dejar a cada "minúscula inteligencia" su "minúscula subsistencia" y su "minúscula eternidad"?

Otra cosa es lo que el alma, después de su vida mortal encuentre como respuesta.

Los cristianos, los judíos y los musulmanes y otras religiones, admiten una vida después de la muerte en la que se premia a los buenos y se castiga a los malos. Otra cosa es lo que se entiende como bueno... porque en ese sentido la Salvación Universal es un concepto cristiano.

frid

No hay comentarios: