domingo, diciembre 27, 2009

Paz y cuidado de la creación

27.12.2009.

 


Por: Fernando Pascual en Aragón Liberal

 

La paz es una tarea que interpela a toda la humanidad. Para lograrla, vale la pena acometer un esfuerzo constante en distintos ámbitos, también en lo que se refiere al respeto hacia el ambiente en el que vivimos.

 

En su Mensaje para la 43 Jornada mundial de la paz (1 de enero de 2010), Benedicto XVI ha querido reflexionar sobre la relación que existe entre la paz y la custodia de la creación. El lema del Mensaje es sencillo y claro: "Si quieres promover la paz, protege la creación".

 

Sin analizar las muchas ideas y propuestas que ofrece el Papa en su Mensaje, podemos preguntarnos: ¿cuáles son los presupuestos desde los que descubrimos que el respeto a la creación se convierte en un camino para construir la paz?

 

El primero consiste en tomar conciencia de que los daños a la naturaleza, los abusos respecto del ambiente en la que se desarrolla la vida, provocan condiciones de injusticia y perjuicios que implican el peligro de violencias y de guerras entre los seres humanos (cf. Mensaje, n. 3, que cita textos de Pablo VI y de Juan Pablo II).

 

El segundo nace de reconocer la relación que existe entre actividad económica, progreso y principios éticos. Un progreso orientado simplemente según la lógica del desenfreno y del abuso provoca graves daños tanto para la sociedad como para la misma naturaleza. Hace falta, en concreto, trabajar por "un modo de vivir caracterizado por la sobriedad y la solidaridad, con nuevas reglas y formas de compromiso, apoyándose con confianza y valentía en las experiencias positivas que ya se han realizado y rechazando con decisión las negativas" (Mensaje, n. 5). Es decir, hay que cambiar el estilo de vida en función del bien de todos los hombres, lo cual exige un esfuerzo común por educar en algunas virtudes fundamentales y por promover una cultura que garantice la defensa del medio ambiente (cf. Mensaje, nn. 9 y 11).

 

Lo anterior nace de un modo de ver nuestra relación con lo creado no basada en la ley del dominio absoluto, sino según el criterio de la responsabilidad. En otras palabras, no podemos dejarnos guiar por el egoísmo y vivir como explotadores, sino que tenemos "el deber de ejercer un gobierno responsable sobre la creación, protegiéndola y cultivándola" (Mensaje, n. 6).

 

Aquí radica el tercer presupuesto: en el uso de los bienes materiales que encontramos en el mundo, hay que adoptar una visión de responsabilidad intergeneracional, que tenga en cuenta la dependencia que existe entre nuestra generación y las generaciones futuras, sin que ello implique olvidar la solidaridad intrageneracional, entre los grupos humanos que actualmente convivimos en el mismo planeta Tierra (cf. Mensaje, n. 8).

 

En las distintas reflexiones de Benedicto XVI está muy presente una visión cultural que reconoce, por un lado, la centralidad del ser humano; y, por otro, su responsabilidad frente al ambiente en el que vivimos. Ello implica una labor conjunta que pasa de la "ecología humana" a la ecología respecto del ambiente, pues "los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás" (Mensaje, n. 12).

 

Tal visión cultural supera los límites y errores de quienes defienden una concepción del mundo "inspirada en el ecocentrismo y el biocentrismo, porque dicha concepción elimina la diferencia ontológica y axiológica entre la persona humana y los otros seres vivientes". Al mismo tiempo, corrige la mentalidad de quienes caen en la posición contraria, que lleva a "absolutizar la técnica y el poder humano", una posición que "termina por atentar gravemente, no sólo contra la naturaleza, sino también contra la misma dignidad humana" (Mensaje, n. 13).

 

Así se explican las diversas propuestas (algunas más concretas, como por ejemplo las que se refieren al uso de la energía solar, cf. Mensaje, n. 10) del Mensaje de Benedicto XVI para esta 43 Jornada mundial de la paz. Desde ellas recordamos que "proteger el entorno natural para construir un mundo de paz es un deber de cada persona. He aquí un desafío urgente que se ha de afrontar de modo unánime con un renovado empeño; he aquí una oportunidad providencial para legar a las nuevas generaciones la perspectiva de un futuro mejor para todos" (Mensaje, n. 14).

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