viernes, marzo 05, 2010

Responsabilidad histórica

Nos toca desmontar muchas actuaciones contra natura, cambiar a nuestros representantes, introducir criterios de defensa de los débiles y de la vida. Vencer la batalla de la cultura de la vida, lo que pasa por "cambiar" a nuestros representantes políticos


Estamos en una encrucijada de la Historia, no sólo porque hemos iniciado un siglo, sino porque se está librando una batalla contra nuestra fe y contra nuestras raíces históricas, de la forma más despiadada y descomunal que nadie hubiera podido imaginar. Renace el culto a dioses paganos y una orgía de concupiscencia, ensangrentada por el holocausto de tantas víctimas humanas, nos abruma. Nuestros hijos nos juzgarán con mucha mayor dureza que la que hayamos podido aplicar a los errores de los pasados siglos, porque hemos tenido muchas más oportunidades.

Hemos sido cuna de un humanismo que impregna a grandes culturas y la mayor fuente espiritual de muchas civilizaciones. Una responsabilidad histórica para no olvidarla y echar por la borda, al menor envite de un pragmatismo ramplón, de un socialismo de laboratorio y de un laicismo de TBO (comics). No debemos; por el morbo de humillar a los cristianos, por la envidia de no saber aportar una filosofía más humana y profunda y por el desquite de quienes no pueden superar todo esto; equiparar el Cristianismo a otras religiones, inmaduras, que han de descubrir que Dios es paternal y maternal al mismo tiempo. Éste no es un lugar para quienes se complacen con la abominación.





Tras convertir el Congreso; templo del Derecho y artesanía de la ley positiva; en un prostíbulo de muerte. Se ha llegado a que los padres de la patria y defensores de la coherencia nacional, hayan permitido que, nuestra Cámara Alta, se transforme en un Senado Miserable. En un Templo Maldito desde el que se permite el sacrificio humano, la inmolación del inocente más desamparado sobre la mesa de este laicismo despiadado y criminal. No hay otra expresión. Ya sólo espero que, S.M., niegue su firma a esta nueva y mayor atrocidad. La más sangrante y manipuladora: Ley del Aborto.

Ésta es una encrucijada de la Historia porque, en ella, elegimos traicionar a tantas generaciones como se han sacrificado para darnos su gran legado que, ahora, malbaratamos entre meretrices. Herencia que es para transmitirla mejorada, no para echar a los gorrinos del poder y las pasiones.



Una encrucijada porque, la verdad, no admite paños calientes ni falsas contemplaciones. Ya no podemos callar por más tiempo la gran vergüenza que esta conducta ocasiona a la raza humana. Somos personas y no animales, como quieren hacer ver los hijos de la confusión y los servidores de Satán. Es el momento de decir un “basta”, claro y contundente, y de frenar esta ignominia. Esta vida sólo merece ser vivida para entregarla, llena de bien y de bondad, a nuestros hijos.



Ahora, nos toca parar a un Gobierno sin rumbo y desmontar, a congresistas y senadores, de unos escaños injustos. Ni ideologías ni omisiones lograrán aminoran el delito o disminuir tamaña culpa. Tenemos una gran responsabilidad histórica y no podemos ni debemos mirar para otra parte.

Javier Peña Vázquez * Málaga

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