Platón: su ciudad ideal admitía la esclavitud y la sumisión de los pueblos que no eran griegos
Muchos han llegado a creer que hablan de y en nombre de una Religión, pero son víctimas de planteamientos puramente ideológicos. Los que, ajustándose a la letra, se olvidan del espíritu. Una perversidad en grado sumo que deja al corazón humano hambriento de sentido y sediento de trascendencia. Sin un por qué o un para qué. Única razón por la que se pudo aprobar esta Ley del Aborto; pura biología sin alma ni corazón. Para ello, el malvado, adopta el papel de víctima. Auténtico zorro que logra confundir a sus presas, camuflado bajo una piel ajena.
Estamos en la Pascua de Resurrección. Tiempo, tras la Semana Santa, para recuperar la alegría de vivir porque fuimos rescatados y aspiramos a una felicidad para siempre. Regalo que supera la pura racionalidad y a cualquier ideología que se construya sin contar con la revelación divina. Un acontecimiento que palpa el misterio central de nuestro vivir pues, cuando has recibido el don de la fe, nada es sin resurrección. A no ser porque, muchos creyentes, olvidaron su significado.
No es posible un mundo sin Dios o alejado de Su gran bondad. Sin embargo, caminamos fuera de la ruta que Dios nos ha trazado; marcada en nuestra conciencia. Origen del Derecho Natural y punto de partida del Estado de Derecho. Legalidad que, también, bebe de la Sagrada Escritura. Manifiesto de Amor que grandes ideólogos se empeñan en ignorar. Sin entender que su libertad, cualidad exclusiva del hombre, es la que les permite rechazar el bien y caminar en tinieblas.
Sólo han transcurrido seis años del suceso más deplorable de nuestra historia actual. Masacre que pone de manifiesto la fragilidad de esta joven democracia, no tanto porque nos sorprendiera un hecho muy bien urdido, sino por sus consecuencias. Por afectar al Estado de Derecho, de forma tal, que nuestro sistema (legal, jurídico y administrativo) sigue sin madurar: Pasó página.
Lénin: su ideología causo millones de muertos
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Es bueno alentar el perdón y la convivencia humana. Bueno es curar las heridas y superar estos acontecimientos luctuosos que nos sobrevienen por cualquier motivo. La vida civil debe estar con el presente y mirar al futuro, en lugar de hurgar el pasado. Sin querer decir que la Justicia, como un poder independiente, detenga su proceso. Que deje sin castigo el delito y no prevenga el mal.
Para ello, ninguna sociedad civilizada funcionará sin proteger los esquemas fundamentales del aprendizaje humano, dentro del Sistema Educativo. Será pues, imprescindible, que la familia natural sea el ámbito a potenciar, ya que es el lugar más idóneo de acogida para la persona; que se respeten los diferentes planteamientos educativos, dentro del sistema público de enseñanza; que se acepte la objeción de conciencia como libertad personal, y haya pluralidad informativa.
Javier Peña Vázquez * Málaga
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