lunes, abril 28, 2008

Comuniones espirituales


Suspiros de alma enamorada. Deseos de estar siempre con el Amado. El amado es Dios y se quedó en el Sagrario. Dio su vida por mí, se entregó hasta el extremo y se abajó más aún… no sólo forma de siervo, bajo las especies de pan, como una cosa, para que le comamos.



Comunión: una vez al día en gracia de Dios. Deseos… todo el día. “Yo quisiera Señor recibiros”… y tiene eficacia. Dios entra en el alma y nos va “cristificando”, nos hace sentirnos otro Cristo. ¿Crecen tus ansias de redención, de dejarte utilizar como instrumento en las manos de Dios para hacer el bien, para sembrar el Amor divino en las almas?



Él dio su vida ¿tú das al menos tu palabra, tu amistad, tu tiempo?



Con la Comunión Espiritual preparamos también la Santa Misa. Puede jalonar el tiempo de la noche… más que pensar en que soy el héroe de la película romántica, soy el peregrino que va a recibir a su Dios, un día y otro. Él no falla, está ahí, sin que hagamos antesala.



Y además de comulgar con el deseo, desear que la comunión sea siempre fructífera, que no haya más Judas traidores, que las almas se preparen, estén limpias, acudan al Sacramento del Perdón.
“… con la pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre”… es mi madre, ella me limpiará, me aseará, me hará puro, humilde, devoto. Y de su mano ¡qué fácil acudir de niño al Niño que es Dios y que es a la vez la misma Pureza, la misma Humildad. No pierde el tiempo al estar con este niño pequeñito que soy yo, su hijo.



“… con el espíritu y fervor de los Santos”… un nuevo mediterráneo. ¿San José cómo esperaría todos los días al Niño Dios al volver de la Escuela, cómo se lo llevaría al bosque cercano a recoger la mejor madera para su tarea de artesano? Fervor del que sabe que está con su mejor amigo, con su mejor hermano… hermano mayor Jesús, pero también menor… el “niño Jesús” que se deja mecer en nuestros brazos.



frid

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