viernes, diciembre 29, 2006

En busca de lo mejor: Sobre la Catedral de Córdoba que algunos pretenden compartir.


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Un breve artículo para pedir que apliquemos sencillamente el sentido común. ¿Hemos pedido los cristianos que se comparta Santa Sofía? Pero sí hemos pedido que se nos deje reedificar nuestros templos en los países donde convivimos en minoría con el Islam.

Y es que no es inocente la petición de los musulmanes para compartir la Catedral de Córdoba para utilizarla como mezquita. Porque esa petición tiene toda la señal de una mala intención.

Si se quiere rezar a Dios, a un Dios Amor, hay que buscar lo que nos une, no los que pueda causarnos división. Ellos, por conquista, arrebataron la fe a la tierra andaluza y sembraron de mártires aquel territorio y, quizá por eso, el cristianismo llegó a esas tierras aunque de modo militar. En aquella época religión y reino estaban unidos. Y la reconquista supuso la reintroducción, en el mismo espacio de culto donde estuvo la Iglesia cristiana una nueva Iglesia Catedral respetando la estructura de la mezquita.

Lo mismo hicieron los musulmanes, pero en una conquista religiosa, con la Catedral de Santa Sofía, en Constantinopla. Cayó y cayó la libertad religiosa.

Pero es que mientras que en Occidente la religión goza de libertad, para construir una iglesia en los países que se dicen religiosos, y son islámicos, ¡no hay libertad!, para convertirse al cristianismo ¡no hay libertad! y para reconstuir una Iglesia ¡hay trabas que lo hacen casi imposible!

Por eso, cuando se dice que se quiere compartir, y se calla lo que no se deja compartir y lo que no se deja vivir, podemos decir, sencillamente que sólo se quiere "presionar", señalar al intolerante porque no nos deja compartir su casa y desviar la atención del maleante que no nos deja, en Arabia Saudí, y en otros países donde es mayoría el Islam ¡construir nuestra propia casa!

Seamos claros, y digamos las cosas por su nombre. La mala intención desenmascarada. Y la libertad para que construyan sus templos la tienen asegurada en España, mientras no la tenemos los cristianos en los países donde la "tiranía teocrática islámica" es ley.

Pidamos sinceridad y respeto a nuestra libertad.

frid

miércoles, diciembre 27, 2006

En busca de lo mejor: Diferentes modos de celebrar las Navidades. No hay ni color.

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Reflexiones sobre los distintos modos de celebrar estas fiestas Navideñas. Me quedo con la Navidad cristiana. No hay ni color.

No hay ni color:

Entre celebrar la venida del Niño Dios a la tierra y celebrar la venida de un gordo borracho y que viaja en pijama en un trineo hay diferencia.

Bien les vendría a los nórdicos volver al bueno de San Nicolás y dejar de lado al gordo Papá Noel.


Pero otros celebran el solsticio de invierno, como si eso fuese algo bueno. Para los no creyentes el paso de la vida debería llenarles de desesperación. Un año más que pasa es un año menos de su desintegrable vida. Pierden un año y no tendrán más. Se acercan irremisiblemente a su aniquilamiento.


¿Acaso celebra un condenado a muerte el paso de los días que le quedan para ser ahorcado? Pues no.



Vacío navideño es el vacío de Dios. Y es que sólo tienen sentido las fiestas cuando la noticia es grande y la esperanza es segura.


Celebra un cristiano el cumpleaños sin tapujos porque se acerca a la meta de su vida, el estar con el Niño Dios que nació en Navidad. Vuelve a su verdadera patria. Por eso celebra el fin del año, porque el tiempo de la venida de Dios se acerca. Es el "Veni, Iesu, veni" que decimos jubilosos.


Pero el pagano, celebraba las "orgías y los bacanales", exaltación superlativa de la "litrona" unida al culto orgiástico de Venus, con todo lo que eso significaba, incluyendo todo tipo de desenfrenos e infidelidades. Exaltaban la pasión descontrolada.


Y los fenicios celebraban esas mismas orgías con sacrificios humanos incluidos, además de niños. Manifestación pública y sin engaños de lo que pudiera ser hoy el aborto (asesinato oculto).
Esas son las fiestas paganas, para que comparemos ambas.


No tiene color. Elijo las fiestas cristianas.


En las fiestas cristianas los hijos conviven y llenan de ternura a sus padres y hermanos, los padres se desviven por hijos y nietos. El centro del hogar es Jesús, el modelo la Sagrada Familia y el fruto: el amor verdadero.


Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

frid

jueves, diciembre 21, 2006

Los ojos del alma; una visión de la conciencia moral


Reflexionando sobre el interés de eliminar de la vida de los hombres los conceptos de bien y mal, o lo que es equivalente, la referencia de una valoración objetiva del obrar humano, me he topado de golpe con los ojos del alma, ojos que quieren algunos cegar.


De modo natural nos surge el obrar el bien, y además con el bien se siente incluso un placer, un sentirse a gusto, encontrarse bien. Es como el ejercicio del atleta cuando corre, salta o practica el deporte para el que está especialmente cualificado. Es agradable hacer aquello que uno hace bien, aquello para lo que se tienen cualidades.

Por eso el obrar el bien moral lleva aparejado, salvo experiencias místicas o situaciones de agotamiento, dos reacciones: ese sentirse bien con uno mismo y, en el fondo, con el Creador; y una mayor facilidad para obrar el bien. El ejercicio hace el hábito, pero el hábito requiere una cualidad previa que desarrollar. No engorda el aire sino el pollo al pasar a gallo.

Sin embargo, desde que el hombre recuerda y la Biblia le hace recordar, junto a esa connaturalidad para el bien, se encuentra la inclinación a arrancar la manzana con lo que eso significa. Por un bien inmediato que se acaba y que vuelve a dar hambre, se abandona la visión de lo bueno para entrar en el ámbito de lo apetecible. La miopía del alma no ve ya a lo lejos sino de cerca, las letras de delante de sus ojos y sin gafas puede que tarde en darse cuenta de su error.

Las alertas del error, la llamada imperiosa para acudir al oculista, es una sensación de malestar, una inquietud del alma, un escozor en los ojos de la conciencia.

Pero si alguien, por un momento, arrancase esos ojos, el hombre quedaría a ciegas, la guía debería ser externa; los criterios del bien o mal obrar vendrían de un ámbito en el que él pusiese su confianza: el consenso podría ser una solución, pero si el consenso es de ciegos, de personas sin conciencia, el barco, sin rumbo, no llegaría a ningún puerto.

Pero el problema de los guías ciegos, los que se están empeñando en arrancarnos los ojos del alma es que saben que están ciegos y se empeñan en ser nuestros guías y mentores del camino de la felicidad; son ciegos con malicia porque dicen "que ven" y se equiparan a los guías ciegos contemporáneos a Jesucristo, fariseos que basaban el bien en la apariencia y no en el ser bueno.

Y esos aparentan no sólo el bien, que definen por consenso, sino la felicidad que no es ya la paz interior sino la sensación de ser admirado por ser un triunfador.

Esos guías curiosamente ciegos y cegadores de la conciencia, necesitan ojos que los miren y aplaudan porque es el único premio que proponen a su obrar según la moda o el consenso: la fama humana. Y además logran que les admiren porque hacen aberraciones contra natura, porque son "auténticos" siendo auténticamente infieles a su mujer o viviendo la relación humana sin compromiso, porque triunfan ejerciendo el dominio sobre los demás hombres.

Estos guías ciegos a los que ya no se ve con los ojos del alma sino con el mirar animal, son respetados lo mismo que el "rey de la manada", mientras detenten el poder. Por eso mismo suelen ejercer poderes totalitarios o populistas, suelen ser expertos en la demagogia y en el engaño, suelen manipular las palabras para arropar sus mentiras.

Ante tanta cortina opaca, lo mejor es ir a una cura de ojos, acudir a quien pueda dar colirio a los ojos del alma: mirar en el interior y ver qué es lo que la hace mejor: veremos que son las obras en las que hace el bien, las que suponen el ejercicio del atleta, de las virtudes; que son la búsqueda de consejo en personas con prestigio moral y santidad de vida; que son la ayuda de Dios y de los santos.

Y eso último es evidente, porque el Creador tiene la medicina para su criatura, el verdadero colirio del alma: la vida de la gracia, la contrición y el perdón. No en vano derramó buen colirio de sangre en la cruz por tí y por mí.

Pero es que además, al ver dentro del alma, el hombre ve dos cosas: su condición de criatura y las leyes de funcionamiento que Dios le ha puesto para su propia felicidad. Esos límites son su nave espacial para ir hacia las estrellas; sin ellos no podría mas que dar saltitos estilo sapo pretencioso mientras la cigüeña curiosa se acerca con su pico abierto para llevarselo como alimento de sus crías.

Vale la pena cuidar los ojos del alma, tratar la miopía, evitar la ceguera y elegir guías con buena vista, que no estén ciegos.

viernes, diciembre 15, 2006

La culminación del "progreso" es la construcción del "super-hombre".

El hombre moderno ha comprobado el poder del "derecho" que él ha creado. Ha descargado en las leyes la conciencia moral, el bien o el mal cambiando sutílmente el contenido de sus definiciones.

Hoy en día el bien no está definido por la acomodación del obrar al ser; sino en lo que está permitido por la ley; el mal no es lo que daña al ser sino lo que está prohibido. Radicales de esa postura sostienen sin sonrojarse que "si la ley ordena que yo mate a un inocente, debo hacerlo, eso es lo bueno; más bien ya no es tal inocente, porque la ley lo ha declarado culpable". Pero ¿si no ha hecho nada? Daría igual lo que ha hecho o lo que sea ese ser: "el embrión, el feto, es por ley un agresor a su madre si ella no lo desea; el cristiano podría ser un agresor por mostrar con su vida un sistema ético que violenta mis sentimientos".

Pero ese sistema se dice que es un sistema que ha progresado en la conquista de la libertad; se ha liberado de la conciencia de mal, y ha convertido al Parlamento en el nuevo "Dios" que salva. Si cumples mi ley, si me eres obediente y dócil, serás ensalzado por la voluntad colectiva, si bien no evitarás que mañana se pudra tu cuerpo; pero estarás vivo en la conciencia colectiva.


Desde ese avance de las libertades se está dando la paradoja de que el hombre puede ya alienarse, de un modo absoluto, puede, ejerciendo su libertad, decir que le maten, aceptar ¿por qué no? la exclavitud de por vida, admitir el cambio de sexo también de por vida. Pero, curiosamente no puede adoptar, por violentar su libertad, otro tipo de compromiso de por vida como el contraer matrimonio o entregarse al servicio de Dios. Ya no es preciso para matar a un ser humano, en el "progreso de su libertad" mas que lo pida; y, en algunos casos, que sean sus familiares los que lo hagan porque está temporalmente o definitivamente incapacitado para elegir; ese sería el caso de los dementes, los niños sin uso de razón, los niños en el seno de la madre y los enfermos en coma.

Pero se ha progresado en "libertad"; podemos hacer más cosas, pero no podemos hacer otras. Esas personas que deciden libremente su muerte no tienen vuelta atrás; y los que son matados porque lo deciden otro son valorados menos íncluso que los animales, seres que sin uso de razón, empiezan a adquirir derechos en los países occidentales.

La culminación de ese progreso en "libertad" ha llegado al subordinar al hombre a la "ciencia"; el progreso exige que experimentemos, en bien del hombre colectivo, con el hombre individual real, con el de carne y hueso. La ley española de investigación biomédica es un claro ejemplo de esa situación. El servicio a la humanidad exige sacrificios y además es por encontrar un nuevo tipo de hombre más duradero, menos susceptible a las enfermedades, y -especialmente deseado- sin la debilidad que significa la conciencia de pecado, todo unido con algo contradictorio: más inteligente ¿y sin conciencia de bien o de mal?

Pero ese superhombre, curiosamente servido por los "hombrecillos del hoy", sin existir siquiera, nos ha convertido en objetos y piezas del proceso de fabricación.

El mundo es hoy un inmenso taller dirigido por los "iluminados progresistas"; un taller donde el hombre es sólo o un objeto de recambio (por eso se ensaya y manipula con embriones humanos, para encontrar esas piezas; se matan vidas para "salvar vidas"; hay vidas más valiosas que otras); piezas del proceso de fabricación o elementos "inteligentes" de la cadena productiva mientras la vida activa sea rentable o mientras estemos en el partido adecuado; o, y son la mayoría, piezas desechables (y digo que son la mayoría porque desde el ecologismo socialista ya se anuncia que al menos sobra la mitad de la población del planeta para que sea sostenible). Y, somos incluso, la pieza del deseo: objetos de lujo; niños traídos a la tierra por encargo con un control de calidad que no se para en consideraciones éticas y desecha sin problemas los "elementos con algunas taras o algunas características no deseadas".

La única fuerza moral contra este "iluminismo progresista" que no es otra cosa que la "implantación de la cultura de la muerte" o un nuevo modo de ofrecer sacrificios humanos a Balaam, a los dioses tótemes fenicios de la más profunda raiz mistérica europea, está en la verdadera cultura de la vida.

Y, curiosamente, el único que tiene valor moral para defender la vida en todos sus estados, para defender al hombre con su conciencia individual y su valor irrepetible, es el cristianismo; y más en concreto, el ejemplo de esa lucha titánica de la vida contra la muerte fue Juan Pablo II cuando decía que el "ser humano era el único querido por Dios por sí mismo", que es irrepetible; también lo es Benedicto XVI cuando apela a la "razón" para encontrar la verdad del hombre; y lo fue su fundador, Jesucristo, que murío, siendo Dios, por cada persona concreta, para redimirla y que alcanzara la vida eterna. Pero Jesús dijo "convertíos"; la liberación del hombre pasa por la conciencia moral.

El superhombre inexistente está hoy esclavizando al hombre existente. El mensaje de un pensador cristiano podría ser: tú eres irrepetible, por tí DIos se hizo hombre, tu vida tiene todo el valor de la Sangre de Cristo, no permitas que te eliminen ni que eliminen al indefenso.

Y nos llama el "superhombre" intransigentes porque teniendo ante nuestros ojos la vida y la muerte para elegir, ¡hemos elegido la vida!

frid

Acción pública de los católicos, una obligación ineludible en nuestro tiempo.


Ayer tuve la ocasión maravillosa de disertar con un grupo de profesionales del derecho, personas jóvenes todos ellos, sobre la acción pública de los católicos, mostrando que hoy es una necesidad ineludible.

Se acabaron los tiempos en los que el aire nos daba de cara, en el que la sociedad era cristiana, las costumbres estaban impregnadas del cristianismo, y la cultura impregnada del humanismo cristiano se manifestaba de modo natural y sin violencia en la vida social y en las costumbres.

El mundo occidental se ha "liberado", ha buscado un nuevo paradigma de acción, y ha vuelto a resucitar viejos fantasmas creadores de meta-realidades; es decir de programas elaborados por la voluntad de unos pocos que se intentan imponer como nuevos modelos del orden social.

Esa situación no es nueva. El mundo occidenteal ha sufrido ya los frutos amargos de la arquitectura social, de esos mundos de diseño pero de un modo bélico y combativo. Por una parte el subjetivismo individualista, en de la voluntad de poder nietziano que negando a Dios y exaltando al hombre, propició que uno, el duce, el fürer, provenientes de planteamientos socialistas, se encontrara cómodamenta asentado en la construcción de un mundo de poder en el que esa voluntad soberana manejaba, como un cuerpo único a toda la sociedad. El cuerpo único era la raza, un grupo diferenciado con un único sentir y pensar, que pasó a dominar el mundo. Su sistema social no fracasó, económicamente iba bien, simplemente fue derrotado por las armas.

Por otra parte el materialismo colectivista también hizo sus mundos de diseño; sin Dios y sin creer en el hombre individual, descansaron su fuerza en la "humanidad", que estaba representada en el Partido único; si bien dentro del partido la voluntad y el pensamiento colectivo tenía un líder indiscutible, un portavoz único e indiscutible resultado de una lucha inmisericorde por el poder y por el control del partido. Ese sistema ganó la guerra mundial y sembró Europa de mártires y millones de muertos callados miserablemente por la "progresía europea", que con su silencio se hizo culpable de tamaño genocidio como nunca se ha conocido en Europa. Sin embargo, ese sistema fracasó socialmente. El paraíso que se esperaba conseguir no llegaba, y se sacrificaba al hombre real de un modo contínuo y sistemático en aras a la hipotética humanidad feliz.

La estrategia del mal ha cambiado. De alguna manera ha sintetizado ambas posturas pero eliminado "inicialmente" el procedimiento belicista. Su orientación materialista ha elegido un nuevo paradigma: la construcción de una sociedad sin conciencia de pecado, donde sea el Parlamento el que sustituya la conciencia individual del hombre o la conciencia colectiva de la humanidad. El hombre vuelve a intentar una construcción de sí mismo pero diluyendo el hecho en un Parlamento soberano. El bien y el mal, lo que es el ámbito de la libertad, lo que el individuo debe pensar, se establece por el consenso colectivo; pero un consenso colectivo elaborado en un sistema de partidos donde las luchas individualistas por ser el Líder y pensador único siguen en pié; y, por tanto, se ha vuelto a generar, sobre todo en el mundo latino otro tipo de "duce", en este caso el presidente del partido populista correspondiente: Chávez, Morales, Rodríguez Zapatero son tres clarísimos ejemplos.

Este nuevo líder presenta las características típicas de Hitler pre-bélico; él es el Partido, o mejor dicho la voluntad y el pensamiento del Partido; el Partido es el órgano de Gobierno y por tanto el nervio, la red arterial y los huesos del nuevo cuerpo colectivo; y los ciudadanos que no son el Partido son la masa amorfa que se ha de educar, dirigir o manipular. Un nuevo modelo social materialista y ateo se ha construído con apariencia de legalidad al mantener todavía las estructuras políticas que los auparon al poder. En España Europa es un freno; pero en los países americanos el freno no existe y se gobierna manifiestamente contra todo modo de pensamiento y organización que pueda ser alternativa a ese sistema liberticida.

Sin embargo, Europa misma no es un refugio de la libertad; el subjetivismo individualista ha llevado a países como Holanda a convertirse en paraísos de la muerte. Un sistema legal holandés, pero en mayor o menor grado, europeo, donde la categoría de la persona no es una realidad pacíficamente poseída, sino una condición que se obtiene por la ley. De ahí que los embriones (seres humanos en el seno de la madre); los niños nacidos con ciertas deformaciones (en algún país europeo); ciertos discapacitados; enfermos con una enfermedad grave y dolorosa; ancianos y otras personas que no gozan de la salud deseada o la protección del deseo de los padres o familiares, puedan estar perdiendo la categoría de personas, sean desprotegidos por la ley y, en ese terreno no ético pero legal, sea permitido su eliminación.

Este panorama es un avance ideológico del sistema de muerte al que deriva la visión individualista o colectivista atea; ese es el sistema que se intenta implantar en España con la "Educación para la ciudadanía", diciendo que es Educación para la convivencia; ese es el sistema en el que desde una deformación de la libertad convertida en "hacer lo que me apetece"; exaltada en el modelo de "todo es igualmente válido"; se pasa a eliminar al que no tiene voz (el niño en el seno materno); a implantar como ética la ética de la voluntad de poder en vez de la ética de la razón de bien; y se acaba descargando esa libertad en la moda implantada por la mayoría; "ahora se siente de este modo"; "todo el mundo lo hace"; esquemas de conducta no basados en la razón de lo bueno sino en la razón del sentimiento, de la moda o del deseo.

Curiosamente con sólo una frase de Benedicto XVI se tiene el arma para desmontar tanta mentira: "Dios es razonable"; es decir, busquemos la verdad y el bien que están delante de nuestros ojos y seremos realmente pacíficos, tolerantes, amables, respetuosos con los demás y con la vida, y -además- veremos que justamente creer en ese Dios es la garantía de paz que nuestra civilización ansía.

miércoles, diciembre 13, 2006

Jornada sobre la violencia en la escuela, organizada en Zaragoza por el grupo popular de Las Cortes de Aragón.

Por su interés traigo a este blog, más de reflexión que de información, el contenido de las magníficas ponencias de las dos Anas populares, Ana Grande y Ana Pastor, desgranando el modelo educativo actual, mostrando sus fallos y proponiendo las soluciones necesarias para el cambio.

Clave evidente por sí sola: la solución pasa por respetar la libertad de elegir de los padres, que son los que mejor saben lo mejor para sus hijos; y fomentar la educación en valores. Se trata de que los hijos sean mejores, no que sean "más poderosos". No se trata de formar "dictadores en el mundo de la violencia", sino de formar "personas en el mundo de la convivencia".
El lunes 11 de diciembre tuvo lugar una jornada organizada por el partido popular para analizar la situación de la escuela y el problema de la violencia escolar.

Intervinieron Ana Grande, diputada autonómica de Aragón, y Ana Pastor, que fue ministra de Educación en el gobierno de José María Aznar.


Ana Grande introdujo a la ex-ministra con un análisis de la violencia en las aulas en la sociedad aragonesa:

Dio algunos datos sobre la violencia en las aulas aragonesas: En tres meses ha habido un creciente número de casos de violencia escolar llegando a 2 por semana de noviembre, además del acto vandálico en el Colegio Condes de Aragón.

Es una actitud totalmente de desprecio a los profesores, alumnos y familias la resolución de Eva Almunia obligando a readmitir a unos alumnos violentos como los que hicieron el vandalismo en el Colegio Cortes de Aragón. Esa resolución parece encaminada a minar la autoridad de los profesores, hacer que en ese Colegio se haga fijo un núcleo de inestabilidad y de violencia, además de mostrar un posible sectarismo en la resolución.

Otros datos: el 6 % de los profesores han sido agredidos; El 12% tiene miedo entrar en clase; más del 45 % siente trastornos debidos al estrés; 18 docentes recurrieron al defensor del profesor; en definitiva: las leyes socialistas de Educación han convertido la profesión de docente como una profesión de alto riesgo.

El modelo docente actual, modelo socialista, ha generado la falta de autoridad de los profesores y la indefensión de padres y alumnos pacíficos. La LOE no facilita la autoridad del profesor. Los “Novillos legales” son una verdadera insensatez .

Hay que resolver los problemas derivados de la falta del conocimiento de la lengua y de la marginalidad en la situación de muchos inmigrantes. En contrapartida no hay medidas adecuadas asumidas por el gobierno aragonés.

El gobierno aragonés acusa a la prensa de alarmista y al Partido Popular de agorero, porque describen un problema real. Hay 2 expedientes por mal comportamiento de alumnos por día en Aragón. 2692 expulsiones de 2 a 3 a tres días. Ahora son mas de 3800.

Es importante que el Gobierno aragonés no esconda la realidad, lo que va mal hay que saberlo. El silencio y la ocultación son estrategias para avanzar en un modelo de desintegración familiar ideológicamente sostenido desde el socialismo radical actual.

La consejera lleva elaborando desde hace mas de un año un plan de convivencia un plan que consta de 2 hojas.


A continuación habló Ana Pastor, agradeciendo a la ONCE la cesión del local y mostrando las bases de una adecuada política en materia educativa:

La Educación es el elemento mas importante para garantizar la libertad y el bien de las personas. Es el legado mas importante de los padres para preparar a la vida.

En ella se logran los objetivos fundamentales como el desarrollo íntegro de la persona, la transmisión de los valores y de la cultura. Es lo más importante que tenemos que hacer: preparar a los hombres y mujeres del mañana.

Al sistema educativo actual le falta coherencia y eficacia (que los niños terminen los estudios).

Algunos datos de la sociedad española: 30 % de fracaso escolar. El modelo de educación por osmosis (modelo Rubalcaba) es un fracaso: sin fomentar el esfuerzo no se logra que el alumno avance y supere metas preparándose para la vida.

Estamos inmersos en un modelo de inntervencionismo social de un grado superlativo. La preocupación del Gobierno llega a extremos como el tamaño de una hamburguesa y, como nos descuidemos, tendremos un inspector todos los días en casa para certificar qué es lo que damos de desayuno a nuestros hijos antes de ir a la escuela.

La Constitución defiende la libertad de los padres de elegir los colegios, publico o privado: el partido popular busca que los criterios de elección de centro primen la voluntad de los padres y no los modelos planificadores estatalitas. Si se demanda enseñanza privada hay que ofrecerla, conjuntamente a una enseñanza pública de calidad.

Hemos aprendido el sentido común de nuestros padres y de los maestros. Hay muchos socialistas que no quieren que haya contenidos comunes vendidos al nacionalismo. Y también una gran mayoría de ciudadanos que pide que en el Colegio se enseñe a sus hijos los valores que ellos tienen. El sentido común es básico para prepararse a la convivencia, como la diferencia de modelos buenos o malos de comportamiento. Lo que está bien estará siempre bien: los chicos han de salir, primero buenos. Mentir, golpear, robar, violentar a otro, nunca serán modelos aceptables; y eso está primando con el modelo actual en el que la violencia en el aula es un aura de prestigio entre los alumnos; porque el único valor que prima en la filosofía socialista es el del poder de la fuerza.



Hay acoso escolar (suicidios de niños, padres agredidos, actos de indisciplina, vandalismo). Esa es la realidad. Ahora hay que diagnosticar y poner remedios porque repercute en padres, profesores, y alumnos, es decir, en toda la sociedad española.

Esto muestra que el modelo del relativismo “hago lo que me da la gana”, es un modelo caduco, inservible para educar, para evitar el acoso escolar, y para formar una sociedad de convivencia.

Hay que hacer que el alumno destaque por lo bueno: valores intelectuales, deportivos, manuales, o personales. Y siempre destacar porque el alumno es una buena persona. Lo material no lo arregla todo.

El sindicato AMPE ha tenido necesidad de crear la figura del defensor del profesor.

Aragón está convirtiéndose en el anti-modelo, saliendo con frecuencia en el telediario por problemas de violencia en las aulas. Y eso requiere solución inmediata. Pero es un problema nacional. El 33 % de los profesores tienen el síndrome del profesor quemado.

El sindicato de Catedráticos ANCABA ha hecho un informe contra los “novillos” escolares. Por supuesto que el gobierno no le ha escuchado.

El partido popular busca fomentar conductas que faciliten la convivencia. Ha elaborado un documento firmado en la Rioja incluyendo una propuesta de ley contra la violencia en las aulas, una propuesta resultante de escuchar a padres, profesores y alumnos. Incluye una tabla de Derechos y deberes de los padres; el Teléfono de apoyo para profesores y alumnos ; aumento de las Tutorías de alumnos; suprimir por ley la legalización de los novillos escolares.. la redacción de Guías para la formación en la convivencia; medidas para fomentar la autoridad del Profesor y medidas de apoyo para lograrlo; que se oriente la formación a que el niño aprenda realmente a convivir y que sepa más y mejor; preparando personas preparadas para la vida global; el segundo idioma en la enseñanza como propone Esperanza Aquirre en Madrid es un ejemplo; se busca el respaldo jurídico al profesor y la formación continuada, incluyendo la formación para resolver y gestionar conflictos; se incluye el derecho de los padres para ausentarse del puesto de trabajo cuando les llamen en el colegio para una tutoría; además de las Campañas de sensibilización de la sociedad (educar en valores); y crear grupos de expertos para asesorar e los políticos con seriedad; además los libros de texto tendrán contenido comunes en las CC.AA. donde gobiernen los populares. La Educación para la ciudadanía hablará de derechos humanos; se promoverá la libertad de elegir el centro escolar por parte de los padres. Se instaurará una verdadera Carrera docente que incluya dinero y reconocimiento social de la importancia del profesor; se fomentará el segundo idioma. Se incidirá en la difícil tarea de generar una verdadera formación profesional que habilite a los chavales para los trabajos que demanda la sociedad.

Pero todo esto son medidas basadas en analizar la situación, hacer el adecuado diagnóstico y proponer la adecuada sanación al enfermo, en este caso al sistema de enseñanza. Que, en contra del modelo socialista, requiere educar en valores, en virtudes humanas, en comportamientos de verdadera convivencia y, sobre todo, en respetar la voluntad de los padres.

Educar es la tarea más importante de los padres con los hijos, el Estado puede ayudar pero nunca sustituir, y menos aún suplantarlos. Hay que defender el derecho a elegir, algo de vital importancia en una sociedad de libertad.

El modelo intervensionista no es compatible con el modelo democrático en el que creemos la mayoría de los españoles.

martes, diciembre 05, 2006

Documento: Resumen de la Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española sobre Orientaciones morales ante la situación actual de España


INSTRUCCIÓN PASTORAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA. Madrid, 20-24 de noviembre de 2006.

Orientaciones morales ante
la situación actual de España

(Resumen)

Madrid, 24 de noviembre de 2006

INDICE

Introducción

I.- Una situación nueva fuerte oleada de laicismo
A. La reconciliación, amenazada
B. La difusión de la mentalidad laicista
C. Sobre las causas de la situación

II.- Responsabilidad de la Iglesia y de los cristianos
A. Superar la desesperanza, el enfrentamiento y el sometimiento
B. Anunciar el gran "sí" de Dios a la Humanidad en Jesucristo

III.- Discernimiento y orientaciones morales
A. Desde una identidad católica vigorosa
B. Caridad social, para el fortalecimiento de la vida pública
a. La Iglesia y la sociedad civil
b. Algunas cuestiones que dilucidar
1. Democracia y moral
2. El servicio al bien común
3. Mejorar la democracia
4. Respeto y promoción de la libertad religiosa
5. El terrorismo
6. Los nacionalismos y sus exigencias morales
7. El ejercicio de la caridad

Conclusión


RESUMEN

La Instrucción Pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España es un documento con el que los Obispos ofrecen su aportación al discernimiento que hoy es necesario hacer, en unos momentos de especial complejidad. El texto pretende favorecer la comunión eclesial y animar a los católicos a participar activamente en la vida pública, al tiempo que quiere ayudar a todos a descubrir las implicaciones morales de la situación actual, con la convicción de que ello es un requisito indispensable para una sana vida democrática.

La Instrucción consta de tres capítulos, precedidos por una introducción y culminados con una conclusión, en los que se describe la situación actual y se analizan sus causas; se realiza una llamada a superar la desesperanza, el enfrentamiento y el sometimiento, así como a anunciar el gran sí de Dios a la Humanidad en Jesucristo; y se propone un reforzamiento de la identidad católica para llevar a cabo cualquier acción en la sociedad y se anima explícitamente a los católicos a vivir la caridad social para el fortalecimiento moral de la vida pública.

Capítulo I. Una situación nueva: fuerte oleada de laicismo

El documento destaca en este capítulo dos datos relevantes en la historia reciente de España, uno positivo y otro negativo: el advenimiento de la democracia y el desarrollo alarmante del laicismo.

Primeramente, elogia los grandes valores morales que, sobre el trasfondo espiritual de la reconciliación, hicieron posible la Constitución de 1978, que ha propiciado treinta años de estabilidad y prosperidad, y subraya el importante papel que la Iglesia y los católicos españoles jugaron en el establecimiento de la democracia. A continuación, llama la atención sobre el peligro que supone dilapidar los bienes alcanzados y reabrir viejas heridas con una utilización de la “memoria histórica” guiada por una mentalidad selectiva.

Por otro lado, la Instrucción Pastoral recalca que para interpretar y valorar las nuevas circunstancias, es necesario tener en cuenta el desarrollo del laicismo en nuestra sociedad, invadida por un modo de vida en el que la referencia a Dios es considerada como algo negativo. De la mano del magisterio de Benedicto XVI, el documento critica el relativismo moral que, paradójicamente, pretende engrandecer al hombre, colocándolo en el centro de todo y termina por reducirlo a un mero fruto del azar, impersonal, efímero y, en definitiva, irracional.

El laicismo radical y excluyente, impulsado por algunos sectores, está en la base de algunas legislaciones, promovidas recientemente en España, que deterioran gravemente el bien común de una sociedad, formada en buena parte por católicos. El texto expresa el deseo de los Obispos de que se pueda ir encontrando poco a poco el ordenamiento justo para que todos podamos vivir de acuerdo con nuestras convicciones sin que nadie pretenda imponer a nadie sus puntos de vista por procedimientos desleales e injustos.

En el documento, los obispos realizan un ejercicio de autocrítica y señalan que también la falta de clarividencia y de vida santa entre los católicos han contribuido al oscurecimiento de la fe y al desarrollo de la indiferencia y del agnosticismo teórico y práctico en nuestra sociedad.

Capítulo II. Responsabilidad de la Iglesia y de los católicos

Los obispos alertan de que, en las circunstancias actuales, hay que evitar el riesgo de adoptar soluciones equivocadas que, a pesar de sus aparentes claridades, en realidad, se basan en fundamentos falsos, no cristianos.

Algunas de esas tentaciones son la desesperanza, especialmente acuciante en un contexto se hace patente la pérdida de influencia por parte de los católicos, pero que carece de sentido en una Iglesia que no pone nunca su esperanza ni encuentra su apoyo en ninguna institución temporal, sino en Jesucristo, su único Señor; el enfrentamiento, que lleve a no caer en la cuenta de que las diferencias no tienen por qué degenerar en conflictos; y el sometimiento, que ceda a la tentación de diluir la propia identidad e incluso renunciar a ella para acomodarse al contexto social. Por el contrario, como dijo Benedicto XVI en Verona, en estos momentos los católicos seguimos teniendo la gran misión de ofrecer a nuestros hermanos el gran “sí” que en Jesucristo Dios dice al hombre y a su vida, a la amor humano, a nuestra libertad y a nuestra inteligencia.

Capítulo III. Discernimiento y orientaciones morales.

Los Obispos señalan que cualquier tarea que los católicos quieran emprender en esta situación ha de realizarse desde una identidad católica vigorosa que incluye formación en la fe, anunciar el evangelio del matrimonio y de la familia, y cuidar la Eucaristía dominical. Asimismo apuntan que es necesario estimular a los católicos para vivir la caridad social y fortalecer así moralmente vida pública. En este sentido se desgranan en este capítulo las siguientes cuestiones: democracia y moral, donde se explica que la democracia y los procedimientos democráticos no son la última referencia moral de los ciudadanos, y se ayuda a descubrir que los fundamentos prepolíticos de la democracia radican en la verdad del ser humano; el servicio al bien común, como fundamento de valor y de la excelencia de la vida pública; la mejora de la democracia, donde se señala que es absolutamente necesario respetar el recto funcionamiento de las instituciones, especialmente la autonomía del poder judicial y la libertad de los jueces; el respeto y protección de la libertad religiosa, donde se recoge que un Estado laico, verdaderamente democrático, es aquel que valora la libertad religiosa como un elemento fundamental del bien común, digno de respeto y protección; el terrorismo, intrínsecamente perverso, del todo incompatible con una visión moral de la vida, justa y razonable.

En este punto se afirma que es objetivamente ilícita cualquier colaboración con los terroristas, con los que los apoyan, encubren o respaldan, y que una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político legítimo de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político. Las víctimas del terrorismo ocupan un lugar destacado en este epígrafe. Los Obispos les expresan su afecto, respeto y solidaridad, extensibles a sus familiares, amigos y personas que han sufrido directa o indirectamente el terrorismo; respecto a los nacionalismos y sus exigencias morales, se aporta una palabra sosegada y serena que ayude a orientarse en la valoración moral de los nacionalismos en la situación concreta de España. La Iglesia reconoce la legitimidad de las posiciones nacionalistas, siempre que, como todo proyecto político justo, se justifiquen en referencia al bien común de toda la población directa o indirectamente afectada. La unidad histórica y cultural de España puede ser manifestada y administrada de muy diferentes maneras. En esta cuestión la Iglesia se limita a recomendar a todos que piensen y actúen con la máxima responsabilidad y rectitud, respetando la verdad de los hechos y de la historia, considerando los bienes de la unidad y de la convivencia de siglos y guiándose por criterios de solidaridad y respeto hacia el bien de los demás; el capítulo termina con el apartado dedicado al ejercicio de la caridad que refleja cómo la Iglesia tiene que ser y aparecer, vivir y actuar, como una verdadera comunidad de amor; un amor, vivido y practicado con generosidad y eficacia, especialmente en aquellos casos de urgencia como pueden ser, en la actualidad, el fenómeno de la inmigración, los que no tienen trabajo, los que están solos, o las mujeres víctimas de la violencia doméstica, entre otros.

La Instrucción Pastoral concluye expresando la voluntad de todos los católicos de vivir en la sociedad desde el respeto y libertad para poder proponer libremente la manera propia de ver las cosas y desde ahí poder colaborar sinceramente en el enriquecimiento espiritual de la sociedad.

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