martes, mayo 16, 2006

Un apunte sobre el puente del conocimiento



Por gentileza de Germinal he tenido ocasión de leer y releer los doce argumentos de un tal Faure sobre la inexistencia de Dios. Al principio intenté buscar la lógica que pudiera estar escondida en los algo farragosos doce puntos en los que nos quiere demostrar la inexistencia del Dios creador, del Dios de las religiones... ¿es que hay otro?... sin embargo me he rendido en el intento. Curiosamente los argumentos que utiliza no son concluyentes... son más bien premisas puestas una detrás de otra con la finalidad de abrumar más que de convencer... de todos modos he hecho un esfuerzo por encontrar algún agarradero a todo ese maremagnum de "despropósitos"... y publiqué en uno de mis blogs, y con la mejor intención los artículos:


1. Respuestas a un ateo ¿Qué es crear?
2. El orden del universo... ¿o el azar?
3. Sobre la obstinación de los incrédulos
4. Reminiscencias deístas del ateismo contemporáneo

Después de ese ejercicio de buena voluntad he decidido completar mis apuntes con unas observaciones sobre el problema del puente del conocimiento... no pretendo ser exhaustivo... simplemente abrir los ojos y la mente a la reflexión, ya que, en mi opinión... parte del problema del ateismo contemporáneo deriva de haber roto el puente del conocimiento con la realidad... primero llevando al subjetivismo pero admitiendo un dios lejano tipo deísta... y luego, al no hacer ninguna falta ese dios que no se inmiscuye en la vida de los hombres, con la negación del puente con Dios... porque al fin y al cabo, ese puente lo pone por propia voluntad el subjetivista... es un imperativo categórico nada más.

Si analizamos el obrar humano nos podemos encontrar, al menos, con tres tipos de realidades diferentes:

• la acción del hombre con sus máquinas y mecanismos... que obran de modo necesario y que, si bien están sometidos a la fatiga del material y a la finitud de su vida útil... una vez construidos por el hombre tienen la autonomía de la máquina, muy imperfecta pero real. Estas acciones necesitan un elemento material pero, al mismo tiempo, plasman una idea... un intangible que al desarrollarse sigue estando en el autor del artefacto... no se comunica en su totalidad.
• la acción del hombre en el arte, en la transmisión del conocimiento... donde el elemento material es meramente el transmisor de la idea del artista, de la teoría del científico, de la evidencia del sabio... aquí la realidad se multiplica y se posee por todos sin que haya merma en la inteligencia del que la transmite... más aún, se producen sinergias que llevan a mejorar el arte, la ciencia y la sabiduría humana.
• la acción del hombre en su organización social... donde instaura un orden de seres libres que tiene vida propia a través de la coordinación de los esfuerzos, y a la generación de oportunidades imprevisibles a primera vista... ya que surgen de la realidad asociativa... lo que hace que la sociedad sea mucho más que su organización política. Aquí de nuevo se genera riqueza tanto intelectual como material... lo que muestra el carácter espiritual de esa organización.

En todas esas acciones hay comunicación, puente entre los seres humanos... y una evidencia práctica de que el conocimiento se transmite, se participa y se enriquece.

Si elevamos el punto de mira... veremos que el hombre, el ser humano... salvando las distancias, de modo analógico (y es la analogía una de las claves que ignoran los seguidores de Faure)... con su creador se encuentra en unas relaciones parecidas.

• Como ser creado tiene una autonomía, lo que no excluye el que haya tenido un principio... que, en su caso, le ha dotado de libertad.
• Como ser espiritual está dotado de entendimiento y es capaz de captar lo que se le transmite, también por parte de Dios... y esa transmisión enriquece al ser humano... sin mermar en absoluto la ciencia divina.
• Como ser social se relaciona de modo público con el creador... y de ahí la importancia de la religión natural en la construcción de los sistemas sociales... el reconocimiento a Dios en la Constitución americana y el reconocimiento de un espacio común para creyentes y no creyentes de la Constitución polaca.

La gran diferencia entre la acción del hombre y de Dios está en que el hombre siempre emplea para sus construcciones algo ya existente... pero también hay que entender que la acción del hombre tiende a controlarlo todo... a generar sistemas necesarios... lo que le lleva con frecuencia a caer en la tiranía. Dios, sin embargo, crea a un ser... el hombre... con capacidad de decidir, un ser libre que puede, incluso, negar a Dios e introducir el mal en el mundo.

Ante ese misterio... ¿acaso seremos tan ingenuos de creer que podemos entender y comprender a Dios?... sólo me cabe decir que el hombre libre, aunque pecador... es más digno y perfecto que el hombre esclavo, aunque sin capacidad de pecar.

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