Por: Alejandro González-Varas
Un nuevo encuentro del Foro de Debate. El invitado fue el Prof. Dr. D. Javier López, Profesor Titular de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza, sobre un tema muy amplio "el laicismo".
Durante la noche del 11 de junio de 2008 tuvo lugar un nuevo encuentro del Foro de Debate. Como ya es acostumbrado, la reunión tuvo lugar en el céntrico Hotel Zénit-Don Yo de Zaragoza. El invitado que en esta ocasión honró con su presencia a la veintena de asistentes fue el Prof. Dr. D. Javier López, Profesor Titular de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza.
Una vez acomodados en torno a la mesa, y antes de que diera comienzo la cena, el Prof. López comenzó su exposición. Su objeto era "el laicismo". Aunque la materia era amplia y compleja, hizo gala de una encomiable capacidad de concisión. Comenzó definiendo el laicismo como una corriente de pensamiento y de comportamientos hostiles hacia el fenómeno religioso. Señaló que, en sus manifestaciones más extremas, puede derivar en su expulsión de la esfera pública -reduciéndolo a un fenómeno puramente privado- o incluso su persecución. A continuación identificó dos de las principales causas que han originado este fenómeno. En primer lugar, el estatalismo. Consiste en una actitud del Estado que pretende controlar de modo exclusivo los distintos fenómenos que componen la vida social. Sus manifestaciones más claras se dejan sentir a partir desde el siglo XIX. Partiendo de esta concepción, se entiende que las religiones y, más concretamente, el cristianismo, aparecen para el Estado en una situación de competencia. Aquél entiende que la Iglesia continúa llevando a cabo algunas iniciativas que le debería corresponder dirigir a él. Uno de los principales ejemplos de esta situación consistió, según López, la Kulturkampf alemana de la época de Bismarck. La segunda causa que ha favorecido la aparición del laicismo se puede localizar en la interpretación que se ofreció en el siglo XIX a la reacción de la Iglesia ante el liberalismo. La Iglesia criticó determinados aspectos de este fenómeno. La consecuencia se tradujo en su identificación con posicionamientos antiliberales y conservadores. En ocasiones fue fruto de un conocimiento incompleto de la doctrina de la Iglesia ante la mencionada corriente. Muestra de ello fue que, cuando en 1864 Pío IX aprueba la encíclica Quanta cura y el Syllabus, los comentarios se centraron en este último elenco que agrupaba los errores condenados en ese momento, sin prestar la debida atención al contenido doctrinal de la encíclica. En definitiva, se difundió en algunos sectores una idea de la Iglesia como una institución anquilosada y antiliberal. En los tiempos actuales los posicionamientos laicistas se focalizan sobre algunos puntos concretos. Entre ellos aparecen las críticas a la financiación de las confesiones religiosas. Asimismo, en los intentos de expulsión de la esfera pública del elemento religioso y de su posibilidad de contribuir a la conformación del bien común. Se pretende con ello que las creencias sean vividas de un modo sólo privado. Este tipo de conductas suponen un concepto limitado de la libertad religiosa.
De poco sirve que se permita creer en algo si luego no se puede manifestar. Frente a ello, una adecuada garantía de este derecho pasaría, entre otros factores, por permitir esas manifestaciones públicas de lo religioso -dentro de los límites establecidos por el Derecho- junto a la cooperación entre el Estado y las confesiones religiosas. Durante la sobremesa se reabrió el debate, con lo que hubo ocasión de adentrarse con mayor profundidad en los secretos del laicismo, y en sus diferencias con la laicidad, lo que en ocasiones se confunde. Los comensales mostraron su agradecimiento a D. Javier López por su ilustrativa y amena charla. Desde aquí reiteramos esa gratitud en espera de una nueva oportunidad de reunión del Foro de Debate.
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