martes, mayo 09, 2006

Respuestas a un ateo... ¿qué es crear?


Algunos ateos colgados en la red han "colgado" un manifiesto para rebatir la existencia de Dios, creía que su argumento iba a ser fruto de pensamiento propio... pero se han limitado a exponer las doce tesis que Sebastián Faure presenta para probar la inexistencia de Dios, como nuevo tablón en el Nuremberg virtual de sus blogs.

La primera cuestión que afirman es la imposibilidad de la creación... para ello realmente plantean una premisa correcta: Crear es hacer las cosas de la nada... ex nihilo. Y, ciertamente, reconocen que eso es imposible para el ser humano.

Nosotros vemos siempre que unos seres provienen de otros... los hijos de los padres; también reconocemos en los estratos geológicos un origen de las piedras sedimentarias y metamórficas; en los mecanismos de la técnica claramente utilizamos instrumentos y materia prima... tanto los seres materiales como los hombres estamos continuamente "reciclando" material y vida.

Ahí es donde se da el salto demagógico... "como no puedo imaginar una creación"... "como no veo en la tierra ninguna creación"... pues al "serme" incomprensible... no existe.

Hay que fijarse que esa afirmación centra la atención en el hombre como ser de inteligencia absoluta... todo lo que no puedo imaginar, todo lo que no haya visto o experimentado previamente, todo lo que no pueda hacer, todo lo que no pueda comprender... no existe.

Simplificando... todo lo que supere mi capacidad es imposible. Supongo que esa capacidad no será la propia... sino la del ser más inteligente de la especie humana... por no excluir del mundo de los tontos o de los locos toda la realidad que no podrán en esta vida comprender.

Pero es que lo que plantea la creación son dos cosas... que el hombre no es el ser más inteligente posible y que puede haber un ser superior al hombre con otras potencialidades desconocidas.

Los antiguos, y algunos pueblos animistas de África, asignaban a la Naturaleza un poder especial... y la divinizaban... en parte porque su ciencia era inferior a la nuestra y se sentían abrumados ante la potencia "casi infinita" que presentaban las fuerzas naturales.

Hoy en día tampoco estamos lejos de los antiguos... nos excede enormente el Universo tanto macroscópico como microscópico... no captamos mas que el modo de funcionamiento de las cosas, algunos de esos modos y de algunas cosas. Creemos que vamos a entender la clave de la fabricación de la vida... pero bien decimos "fabricación", siempre utilizando materia viva (por ahora).

Pero con esta digresión lo que pretendo mostrar es que es más lo que el hombre desconoce que lo que conoce y que "cerrarse a lo desconocido" es un gran atrevimiento.

La creación supone la existencia de un Ser Superior... infinitamente superior al hombre. No se puede demostrar que la creación no se haya realizado... de hecho en algún momento todo esto comenzó a funcionar. El big-bang o la gran explosión no explicarían el estado anterior a ese big-bang...

La honradez del ateo le debería llevar a seguir buscando el primer estado de la materia... y plantearse ¿antes de ello, qué?...

Ese antes de ello, ¿qué? es lo que lleva a mucha gente normal, muchos científicos también, a pensar que nada excluye un hecho creador... antes no había nada material, después todo este teatro comenzó. ¿Cómo fue? ¿Quién lo hizo? ¿Porqué lo hizo?... esas son otras preguntas... pero lo seguro es que alguien empezó esta movida no fue un hombre.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente Federico, mi honradez me inclina a pensar en cual fué la causa primera y coincido con el Génesis, en que al principio era la NADA, el vacio mas absoluto. Lo que pasa es que después sigue siendo lo mismo y no un QUIEN inventado por unos listos y creido por unos tontos. Puedes contestarme directamente en el blog del QUE, que no estoy tan colgado como para ignorar aquello de lo que puedo aprender si es razonable.

Debe ser fascinante tener la capacidad de poder interpretar la voluntad lo que no se conoce en absoluto. Cuentame mas...

Germinal.

frid dijo...

Perdona... contesto en este blog porque considero que es el más adecuado... e iré poniendo mis opiniones... con clama, una por una sobre tus doce argumentos... sólo una condición... la no descalificación mutua... pero entenderás que no te responderé necesariamente a vuela pluma... está en juego algo no valadí.
Por eso entiendo que "lo de listos, creidos y tontos" está de más... y si cometo el error espero que me corrijas.
Esas son las condiciones.

Anónimo dijo...

La herencia del Cristianismo en la Cultura Occidental, de César Vidal, aporta muchos datos sobre este tema. En el emule esaba

Anónimo dijo...

encima que hay poos comentarios les pones pehgs, mejor yo quitaría esta pega
he perdido varios comentarios y un buen rato en ello, no comento más si hay moderador Saludos

frid dijo...

Lo siento anonymus... pero la mideración evita los spam y, por ahora, no he suprimido ningún comentario... que yo sepa.
Respecto a la pregunta de Germinal...sobre mi capacidad de interpretar lo desconocido... que no es mi intención... mi pregunta es más sencilla ¿la realidad existente es sólo lo que tú y yo conocemos?... pobre realidad sería... ¿se va haciendo la realidad a medida que vayamos ampliando nuestro conocimiento? ¿tenemos todas las respuestas a lo que ocurre? ¿otros seres inteligentes, con una capacidad superior a la nuestra son posibles? ¿es unestra inteligencia el Absoluto? ¿no vemos nuestro modo de conocer y nuestra propia inteligencia como realidades limitadas... que, incluso, no nos es fácil imaginar modos más eficientes y menos limitados de conocer?... nuestra propia limitación... es la única respuesta?

Anónimo dijo...

muchas gracias por llamarnos imbéciles, Einstein, al menos tenía cara, otros son más guapos.
JD

vicenbarbarroja dijo...

No me sorprende que existan personas que no crean en Dios. La vanidad, la soberbia, el orgullo nublan demasiado la vista de quienes no quieren ver al hacer un ejercicio que doblega su voluntad a la negación de la evidencia.

Tener fe no solamente es creer sin ver, que lo es, también consiste en creer a pesar de lo que muchas veces se ve y no gusta. El ser humano es contingente y voluble, lleno de debilidades y defectos. Por ello basar únicamente en las posibiliaddes humanas el éxito de nuestra vida es arriesgado. Negar a Dios es más dificil que gozar de su presencia serena y tranquila. ¿Acaso los ateos no creen en el hecho histórico en el que Jesús Hijo de Dios piso la Tierra? ¿Y sus enseñanzas? Entonces tampoco creyeren y lo mataron, estorbaba a los humanos erigidos en conductores de almas, y así les fue. Si todo un Dios todopoderoso cupiera en los dos dedos de frente en donde se aloja nuetra materia gris, ¡ qué pequeño sería ese Dios! y que manipulable.

La contingencia humana es palpable y todos tenemos fecha de caducidad sin que la podamos prever, pues aunque nos creamos en ocasiones dioses no lo somos. Quien quiera parecerse a Dios que imite el modelo de Cristo que para eso bajo a la Tierra, para alumbrar a los que andaban en tinieblas que no eran pocos. El hombre fue dotado de vida y de libertad, la cual comporta elegir y no siempre se acierta adecuadamente. Para no resbalar por la senda de la maldad lo preferible es sin duda imitar la doctrina que El nos dejo (Evangelios).

Un buen antídoto para no caer en la cerrazón de quienes piensan son autosuficientes es la prospección interna y la meditación profunda.

Somos peregrinos y tenemos un fin. No lo olvidemos.

un saludo.

vicenbarbarroja

Alejandro dijo...

NOTA: este texto lo puliqué en mi blog (www.verdadocastigo.blogspot.com)

Apología de Dios I: La Acción de Crear es Incomprensible, mas no Inadmisible


Lo prometido es deuda. Presento aquí el primer texto de la serie “Apología de Dios”. En “Doce Pruebas de la Inexistencia de Dios”, Sebastián Faure, en la primera prueba, niega al Dios creador. Se funda en que, según él, “la acción de crear es inadmisible”. En este artículo me enfrentaré a la problemática que el autor expone.


Antes de comenzar la discusión quisiera hacer una breve introducción, no sólo a este capítulo, sino a la serie entera. Me parece fundamental explicar un poco cómo pienso que deben abordarse este tipo de problemas, que son muchas veces misteriosos, inaccesibles a la razón humana. ¿Qué podemos decir en un discurso racional sobre algo que excede a la razón? En efecto, no mucho. De hecho, casi nada. Sería un error intentar desarrollar una demostración de que Dios creo el universo, por ejemplo. ¿Cómo va a ser posible demostrar eso? Es, igualmente, un error de la misma magnitud intentar demostrar que Dios no creo el universo. Ambos casos son muy ambiciosos, y ambos imposibles. La razón no puede probar ni lo uno, ni lo otro.


¿Qué haremos entonces con temas así? Definitivamente, si lo que se pretende aquí es encontrar demostraciones definitivas de la existencia, la providencia y la creación divina, no se está en el lugar adecuado. Eso si, podrá apreciarse que no es necesariamente irracional lo que la razón no puede comprender. Una cosa es lo que excede los límites de la razón, y otra cosa es lo que contradice a la razón. Sería un poco estúpido intentar demostrar que Dios puede construir un círculo cuadrado, o que Dios puede ser Dios y dejar de ser Dios al mismo tiempo. Lo contradictorio, en efecto, puede negarse con toda seguridad. Si resulta que es contradictoria la acción de crear, sería una necedad insoportable acudir a la fe para afirmarla. Pero si resulta que no es contradictoria, aunque exceda la capacidad de comprensión racional, lo insoportable es querer demostrar su imposibilidad.

La fe no afirma lo imposible; afirma lo incomprensible. Imposible es lo contradictorio, pero la fe no afirma nada contradictorio. No es posible creer que la pared de enfrente es azul cuando en realidad es blanca, como tampoco es posible creer que dos más dos es igual a cinco. Lo que me propongo en esta serie, frente al texto de Sebastián Faure, es mostrar que no es imposible o contradictorio todo lo que el dice que es imposible y contradictorio en Dios. No podré, desde luego hacerlo comprensible. Lo que cada quien crea después es ya otra cuestión. En efecto, hay que elegir entre creer o no creer frente a lo que se presenta como incomprensible: lo que no se puede es no elegir. Y en ninguno de los dos casos encontraremos certezas matemáticas. Es aquí donde se siente el peso de la libertad. Yo, por mi parte, propongo lo mismo que Pascal: si hay que elegir, elijamos por el camino donde no es posible perder. Ya veremos más adelante lo que esto significa.

El primer argumento de Faure en contra de Dios está basado en la creación ex nihilo. El autor insiste en que es imposible concebir cómo con nada puede hacerse alguna cosa. Eso se lo concedo: tiene toda la razón. Compara esta acción con la de un matemático que intenta hacer multiplicaciones y divisiones con puros ceros. Por supuesto que si sumamos infinitos ceros, nunca obtendremos ni la más mínima cifra. Pero esto no es la creación. La creación no es hacer que cero mas cero sea igual a uno. La creación a partir de la nada no es moldear la nada, como si la nada fuera algo, y obtener el universo. Me gustaría decirle al señor Faure que la creación no es un conjunto de operaciones con la nada que tienen por resultado el universo. En efecto, nada más nada, es nada. La creación no es ni una suma, ni una multiplicación. La creación es un misterio incomprensible, pero no contradictorio. Dios tiene un poder creador: ¿dónde está la contradicción en esta afirmación? ¿Que es difícil? Sí, es difícil ¿Imposible? ¿Por qué? Que pequeño sería Dios si yo pudiera comprenderlo y explicarlo con silogismos. Que pequeño sería Dios si cupiera en la cabeza de Sebastián Faure.


Dialoguemos con el autor: bien señor Faure: ¿quiere hablar de cosas difíciles? Supongo que usted me admitirá que el mundo existe. Si me niega esto, no se qué decirle, aparte de aconsejarle que abra los ojos. Ahora, si el mundo existe, o existe desde siempre, o tuvo un inicio. No hay de otra. Alguna de estas dos tiene que ser verdadera. Fíjese usted como es tan difícil explicar cualquiera de las dos. Supongamos que el mundo, la totalidad de lo que es, tuvo un inicio. Incomprensible, porque “de la nada, nada sale”. Bien, ¿entonces ha existido desde siempre? ¿No es verdad que si ha existido desde siempre hay un pasado infinito? Hasta este momento habría transcurrido infinito tiempo. Ahora, ¿es posible que transcurra infinito tiempo? Un tiempo infinito que ha transcurrido es un infinito que ha terminado. Lo pasado es lo terminado. Si ha habido infinito tiempo, hay en el pasado un tiempo infinito terminado. Pero, ¿no es lo infinito justo lo que no termina? ¿Cómo puede haber, pues, un infinito terminado? Eso si que es contradictorio. Un infinito terminado es un infinito no-infinito. Lo infinito, por definición, no puede terminar. En otras palabras: para que el presente sea presente, ha transcurrido determinado tiempo. Si este determinado tiempo es infinito, tuvo que haber transcurrido infinito tiempo para llegar al presente. No es posible que transcurra infinito tiempo: nunca habríamos alcanzado el presente, como no es posible alcanzar el horizonte.


Claro que no es el tema de discusión el infinito, ni el tiempo, etc. Lo único que pretendo es ilustrar como ambas posturas son incomprensibles para la razón humana. Sin embargo, alguna tiene que ser verdadera. No utilicemos el hecho de la incomprensibilidad para negar algo. En ese caso habríamos de negar ambas posibilidades y, por tanto, la existencia del mundo. Sin embargo, el mundo existe.


Como puede verse, no pretendo explicar la creación a partir de la nada. Eso no se puede. Simplemente quiero hacer notar que no hay contradicción ahí. Una contradicción es la afirmación y la negación de algo, al mismo tiempo, bajo las mismas circunstancia, como afirmar la existencia de algo interminable que ha terminado: de un infinito no infinito. Pero no es lo mismo crear con la nada que crear desde la nada. Dios no crea con la nada: como si la nada fuera algo. Dios simplemente crea, esto es, afirma el ser, da el ser. No es que de el ser al no-ser. El no-ser no puede recibir nada, porque no es nada. Simplemente da el ser. Es un dar total, positivo, radical, sin contradicción. Que Dios sea el creador significa que es la única causa total, última y radical de todo cuanto existe. Tan radical que, sin Dios, no habría nada. Esto es lo que significa crear a partir de la nada; no hacer una estúpida suma de ceros.

El texto original en: www.verdadocastigo.blogspot.com

Alejandro dijo...

Felicidades. Buen blog.

frid dijo...

He entrado en el blog de Alejandro y le comento lo siguiente: Anonymus me pierde si bien creo que ha dado en la parte más difícil de ese magnífico artículo: ¿podemos imaginar un infinito posible? porque ciertamente desde la posición de creatura es imposible otra cosa que imaginarlo. Eso es inabarcable mentalmente. Cabe el juego de la imaginación, no el de la lógica. Pero de eso hay mucho que hablar.
La clave del artículo creo que está en su propio título, en distinguir "lo imposible que es lo contradictorio, con lo incomprensible que es la acción de un ser de Inteligencia Superior". Es incomprensible porque excede la capacidad intelectual del hombre.
El problema de "Faure" es que no deja de intentar, en toda su obra de mezclar los dos conceptos y de mostrar a la inteligencia como "unívoca", es decir equivalente entre el creador y la criatura. Y eso le pasa porque todos los materialistas, "curiosamente" se consideran el centro del Universo. Ellos son los que tienen la clave de la realidad y sus únicos intérpretes. No les cabe pensar que quizá sean de los más simples de los hombres.
No es este comentario un comentario negativo, es simplemente una posiblidad real. ¿Por qué, tú, Faure, en vez de ser el genio que te consideras no eres un sencillo ser humano, no brillante sino de lo más normal que hay? Eso es posible y no contradictorio.
En mi opinión, la visión uniforme y unívoca de la inteligencia es una estrategia para elevarse en intérprete de ella. Es la criatura haciendo de creador. Porque con su "imaginación", más que con la razón, "recrean un mundo de acuerdo con sus leyes apriorísticas".
¿Son verdaderas las leyes de la evolución y del progreso histórico?
Porque el progreso de la dialéctica generó los Gulabs y las deportaciones en masa.
¿Esos nuevos intérpretes de la inteligencia, por qué se equivocaron?
La respuesta es sencilla, porque eran personas con ingenio, imaginación, normales intelectualmente, con poca o nula sabiduría y con ninguna prudencia.
He puesto un enlace de este blog en el mío, al paso que he quitado el ruido temporal de enlaces para dejarlo más personalizado al asunto de mi interés: La ética de la vida pública.
Gracias por tu comentario.