domingo, noviembre 25, 2007

El diálogo interreligioso y la diversidad cultural, a debate

Aragón Liberal 25.11.2007.El diálogo interreligioso y la diversidad cultural, a debate

Por: Redactor

El diálogo interreligioso y la diversidad cultural, a debate en la Universidad de Navarra. Una veintena de expertos analizó los principios de convergencia en una sociedad pluralista.


¿Cuáles deben ser los puntos de unión en una sociedad plural? Para dar respuesta a este desafío social, una veintena de intelectuales y representantes de diferentes religiones se han dado cita en la Universidad de Navarra. El congreso internacional "Culturas y Racionalidad" se planteó como objetivo reflexionar sobre los principios compartidos que ayudarían a convivir armónicamente en nuestra sociedad contemporánea, caracterizada por la diversidad cultural, religiosa y política.


El congreso, que se celebró en el edificio Central del centro académico, contó con catorce sesiones en las que intervinieron medio centenar de representantes de distintos sectores del pensamiento, así como de planteamientos culturales, filosóficos y religiosos diferentes.


El primer día estuvo dedicado al análisis de la cultura actual y al fenómeno de la globalización y la diversidad cultural. En la apertura intervino el rector, Ángel J. Gómez-Montoro, quien pronunció un discurso. Asimismo, participaron Marcello Pera, ex presidente del Senado de la República italiana; Alejandro Llano, filósofo de la Universidad de Navarra; Margaret Archer, socióloga de la Universidad de Warwick; y Jean-Luc Chabot, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Grenoble 2 (Francia).


Marcello Pera manifestó que el verdadero estado laico no excluye la religión y criticó, por el contrario, el laicismo, que busca "eliminar la dimensión religiosa del hombre". "Distinguiría entre Estado 'laico' y 'laicista' -apostilló-. Por 'laico' entiendo que el Estado está separado de cualquier Iglesia y actúa de modo autónomo. El pensamiento laico se desarrolla de modo racional, pero no excluye la dimensión religiosa y sobrenatural. El laicismo, por el contrario, es una ideología que se propone eliminar la dimensión religiosa del hombre", indicó.


La segunda jornada se reservó para debatir sobre las posibilidades y límites del multiculturalismo y la importancia de los "criterios de razón" para afrontar los cambios culturales que, a su vez, tienen implicaciones en las valoraciones éticas, jurídicas y políticas. Algunos de los ponentes de ese día fueron Pierpaolo Donati, de la Universidad de Bolonia, Niyazi Öktem, de la Universidad de Estambul, y Miguel García-Baró, de la Universidad de Comillas.


Por su parte, Niyazi Öktem comentó que "el aspecto más importante para establecer y fundamentar el diálogo entre religiones es el respeto y el conocimiento mutuo . La ignorancia suele constituir la causa de los conflictos". El sociólogo turco dijo que "independientemente de que se profese el cristianismo, el judaísmo o el islam, algo dentro de nosotros nos dicta la obligación de ser buenos y justos. No hay nada en la vida material que lo señale". De ese modo, apuntó que "para comprender el significado último de la existencia se necesita la moral, lo que no implica un obstáculo para la ciencia ni al revés. Deberíamos aprender a compaginar ambas".


Judíos, ortodoxos, luteranos y católicos


Las sesiones del último día abordaron el diálogo interreligioso, así como la relación entre fe y razón. Entre los participantes destacaron teólogos de diferentes confesiones religiosas como Hilarion Alfeyev, obispo ortodoxo de Viena y de Austria, y representante de la Iglesia ortodoxa rusa ante las instituciones europeas en Bruselas; Günther Wenz, pastor luterano y teólogo de la Universidad de Munich; los rabinos Ángel Kreiman-Brill y Baruj Garzón; el obispo de Cuenca, Monseñor José María Yanguas, y el arzobispo de Regensburg (Alemania), Monseñor Gerhard Ludwig Müller, entre otros.


Este congreso constituye la última de una serie de reuniones científicas que a lo largo de dos años se han celebrado con el objetivo de atender una petición efectuada en 2004 por el entonces cardenal Ratzinger a la Universidad de Navarra. En aquella solicitud, el actual Papa aludía a la "dificultad de hallar en el mundo actual un común denominador de principios morales, compartidos por todos, los cuales puedan servir como criterios básicos para legislar sobre los problemas fundamentales que afectan a los derechos y deberes de todo hombre".

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