miércoles, septiembre 05, 2007

Resumen de la Carta Pastoral de los Obispos de la Diócesis de Aragón sobre la educación para la ciudadanía

CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE LAS DIÓCESIS DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE ZARAGOZA Y DEL OBISPO DE LA DIÓCESIS DE JACA



A PROPÓSITO DE LA IMPLANTACIÓN DE LA NUEVA MATERIA DE ENSEÑANZA OBLIGATORIA Y EVALUABLE INTRODUCIDA EN NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO ESPAÑOL, EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA Y LOS DERECHOS HUMANOS



RESUMEN DE SU CONTENIDO



1.- El texto episcopal recuerda en su introducción que la educación ocupa un lugar decisivo en la vida del hombre, sobre todo en el caso de niños, adolescentes y jóvenes, por ser llamados éstos a desarrollar en plenitud todas las potencialidades de su ser personal. La educación afecta a todas las dimensiones de la persona. Debe respetar la libertad y el ritmo de crecimiento de cada uno, recae sobre los padres el deber y el derecho de educar a sus hijos, con la ayuda de la sociedad. Y corresponde al Estado tutelar los derechos y deberes en la educación de los ciudadanos. Los obispos aragoneses reconocen el trabajo que realiza el Estado por la consiguiente mejora de la educación y advierten, al mismo tiempo, que el Estado no puede erigirse en instancia educativa autónoma.

 

2.- En un primer capítulo de la Carta Pastoral se ponen en relación la dimensión social del hombre y la educación cívica. Se recuerda que la sociabilidad, dimensión constitutiva del ser humano, debe ser cuidada y educada, aunque la persona humana no se agota en su dimensión social.

Aunque la tarea de la educación cívica es hermosa y necesaria, no por ello se pueden minusvalorar otras dimensiones inalienables en el hombre, interpretándolas como fenómenos fruto de la historia y de la cultura.

 

Los obispos recuerdan los principios que, según el Consejo de Europa, deben presidir la 'Educación para la Ciudadanía Democrática': enseñar los derechos y deberes fundamentales que deben configurar la identidad del ciudadano, y señalar los límites que toda educación para la ciudadanía nunca debería sobrepasar.

 

3.- En un segundo momento se analiza la educación cívica en el actual sistema educativo español y sus presupuestos antropológicos y éticos. A partir del estudio de los Reales Decretos que desarrollan la Ley Orgánica de Educación (LOE), en los que aparecen las razones y la necesidad de introducir la Educación para la Ciudadanía, los obispos de Aragón describen la antropología que, a su juicio, subyace en los principios que inspiran dicha nueva materia de enseñanza y en los objetivos a conseguir con ella. Tal visión antropológica presenta un tipo de hombre ajeno a su Creador, sin trascendencia; un hombre en el que las facultades espirituales del alma son eclipsadas por el nivel del conocimiento sensible y por los afectos; un hombre que se construye a sí mismo, que no puede conocer la verdad y reconocer el bien; y un ser humano cuya sexualidad no es constitutiva, sino el resultado del deseo y de la elección.

 

4.- En otro capítulo se plantean las dificultades ético-jurídicas de la educación para la ciudadanía, a la luz de los derechos fundamentales recogidos en la Constitución Española, concluyendo que la imposición desde arriba de una materia curricular de esta índole no respetaría la secuencia constitucional: libertad de pensamiento libertad de enseñanza libertad de los padres a decidir la identidad de la educación integral de sus hijos. En consecuencia, no se podría imponer a los alumnos, con carácter obligatorio y evaluable, una materia de enseñanza con contenidos dirigidos a formar la conciencia.

 

5.- Finalmente, los obispos se preguntan por algunas salidas ético-jurídicas posibles. La Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos podría tener una salida fácil si se la descargara de su fuerte componente antropológico y ético o si aquélla perdiera su carácter obligatorio y evaluable.

 

Los obispos se hacen eco del sentir de muchos sectores de la población que se encuentran en una situación de confusión y malestar por este asunto. Llaman a todos, especialmente a los padres, a actuar de modo responsable y comprometido, en defensa de la libertad de conciencia y de la libertad de enseñanza, y en defensa de sus derechos inalienables de educar integralmente a sus hijos, con el deseo de encontrar cauces de entendimiento y horizontes de solución.



 

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