Después vienen todas esas cosas humanas en las que "cariñosamente" discrepamos. Somos liberales pero amigos de los Santos. Y sin querernos jugar la vida eterna, nos gusta jugar con la vida terrena según los infinitos cauces posibles, todos ellos compatibles con el respeto al don de la vida, al creador de la vida y a las personas de carne y hueso. Construyamos para los hombres concretos un mundo más humano.
Y aprendamos de ese santo en época donde la palabra era diálogo y no dialéctica para confundir.
SAN JUAN CRISOSTOMO: EJEMPLO DE COHERENCIA DE VIDA
CIUDAD DEL VATICANO, 19 SEP 2007 (VIS).-Continuando con sus catequesis sobre los padres de la Iglesia, en la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI habló sobre san Juan Crisóstomo.
El Papa recordó que este año se cumple el decimosexto centenario de la muerte de san Juan Crisóstomo, nacido en el 349 en Antioquía de Siria, al sur de la actual Turquía. "Llamado Crisóstomo, es decir, "Boca de oro" por su elocuencia, se puede decir que vive todavía hoy a través de sus obras".
"Ordenado diácono en el 381 y presbítero en el 386, se convirtió en un célebre predicador en las iglesias de su ciudad. (...) El 387 fue "el año heroico" de Juan, el de la llamada "revuelta de las estatuas". El pueblo abatió las estatuas imperiales en signo de protesta contra el aumento de los impuestos".
El Santo Padre puso de relieve que el santo es "uno de los padres más prolíficos; de él se conservan 17 tratados, más de 700 homilías auténticas, los comentarios a Mateo y a Pablo y 241 cartas. No fue un teólogo especulativo. Transmitió la doctrina tradicional y segura de la Iglesia en una época de controversias teológicas suscitadas sobre todo por el arrianismo, es decir, la negación de la divinidad de Cristo".
"Su teología -continuó- era exquisitamente pastoral. En ella era constante la preocupación por la coherencia entre el pensamiento expresado por la palabra y lo que se vive. Este es, en particular, el hilo conductor de las espléndidas catequesis, con las que preparaba a los catecúmenos a recibir el Bautismo".
Benedicto XVI afirmó que "San Juan Crisóstomo se preocupó de acompañar con sus escritos el desarrollo integral de la persona, en las dimensiones física, intelectual y religiosa".
En sus escritos, Crisóstomo destacaba la importancia de la infancia, "porque es cuando se manifiestan las inclinaciones al vicio y a la virtud y, por ello, es en esta edad cuando la ley de Dios tiene que ser grabada desde el inicio en el alma "como sobre una tabla de cera".
"A la infancia -se lee en los escritos de san Juan Crisóstomo-, sigue el mar de la adolescencia, donde los vientos soplan violentos, porque es cuando crece la concupiscencia". Después se llega al noviazgo y al matrimonio. En este sentido, el santo afirma que "los esposos bien preparados cierran el camino al divorcio. Todo se desarrolla con alegría y se puede educar a los hijos en la virtud. Después, cuando nace el primer niño se forma un puente; los tres se convierten en una sola carne, porque el hijo une las dos partes y los tres constituyen "una familia, una pequeña iglesia"".
Por último, el Papa recordó que el santo también se dirige en sus escritos a los fieles laicos, que "con el Bautismo asumen el oficio sacerdotal, real y profético. (...).Esta lección del Crisóstomo sobre la presencia auténticamente cristiana de los fieles laicos en la familia y en la sociedad sigue siendo todavía hoy más actual que nunca".
VIS 070919 (530)
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