Los que pertenecemos a estos grupos de personas, como nos engloba y califica el Sr. R. Zapatero, estaremos en Madrid el próximo 17 de Octubre para participar en una marcha por la vida. Una razón mucho más poderosa y permanente que esa nominación para el 2016 que se fue a Río de Janeiro. ¡Nosotros ya tenemos bastante “carnaval” aquí, Sr. Ruiz-Gallardón!
Este tipo de gente sabe, sabemos, que nada es tan importante sobre la faz de la tierra como una vida, sobre todo en su fase de gestación, ¡cualquier vida! Nosotros la defenderemos por encima y en contra de los partidos políticos que se obstinen en lo contrario, porque somos consecuentes.
Tantos movimientos como ahora pretenden proteger la naturaleza y no somos conscientes del celo que ésta tiene para defender su descendencia. Sólo hay que observar un poco al mundo que nos rodea para no caernos del guindo. Ahora que disponemos de muchos y fabulosos programas sobre el comportamiento de los seres vivos -series que están en diversas cadenas de televisión, incluso estatales-, podríamos ver lo arraigado que se encuentra el instinto de conservación en las distintas especies. Un afán de conservación y continuidad que llega hasta dejar la propia vida en el empeño.
Hoy tenemos poderosísimas razones para esta rebelión ciudadana y para que la sensatez ponga freno a tanta masacre. Esta ley sobre el aborto, sea el que sea quién la propugne y los motivos que utilice para justificarla, es una auténtica felonía. Cualquier ley sobre la despenalización del aborto o sobre la libertad para interrumpir el embarazo es perfidia y traición, una apología para el crimen.
No son precisas leyes que contemplen situaciones de excepción para justificar comportamientos anormales en condiciones extremas, ya lo hace el código penal y la jurisprudencia para aplicar los atenuantes que en cada delito se aprecien. Pero, matar, no puede dejar de ser un delito.
Precisamos de educación para todo y de forma muy concreta para recordar que la sexualidad tiene un cometido fundamental, la fertilidad. El don más maravilloso que se nos ha concedido y por el que damos origen a la familia; el mejor sitio para vivir. Y será fruto de amor, si entendemos a la familia como servicio a los demás, donde se le acepta al otro por lo que es y no por lo que vale.
Javier Peña Vázquez * Málaga
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