miércoles, enero 23, 2008

Escatología (VI) ¿Resucitaremos con nuestros cuerpos?



La realidad es que vemos descomponerse los cuerpos. Una vez muertos "somos polvo y en polvo nos convertiremos". Alguno decía ¿Y si me devoran los peces del mar, o las aves del cielo, o los animales de la tierra? Algo terrible había en ello ya que entre los pueblos antiguos dejar el cadáver expuesto a los elementos era humillar al alma y entorpecer su camino hacia el Hades.

Los egipcios pensaban que el cuerpo acompañaba al alma en su viaje al más allá y bien que embalsamaban a sus difuntos. Pero las momias ahí están si no es porque expoliadas y dejadas en manos de los hombres acaban como todo... polvo y ceniza.

Entonces ¿con qué cuerpo resucitaremos? ¿y ese cuerpo en qué estado resucitará?

Si hablamos sólo con argumentos de razón sólo llegamos a que los egipcios y otros pueblos animistas tenían claro que el alma era un misterio y que tendría una vida después de la muerte. Unos le preparaban el barco, otros le auguraban el recuerdo en una vida virtuosa y en la mente de los hombres. Y otros invocaban o veneraban los espíritus familiares. Pero sólo con la fe y con la experiencia de los testigos de Cristo Resucitado "nos atrevemos a decir": creo en la resurrección de los muertos.

Esa acción se debe al Poder de Dios. Luego así como Él ha tenido la virtud de crear un alma para nuestro cuerpo mortal, tiene la virtud de recuperar nuestro cuerpo en estado glorioso para nuestra alma inmortal.

Resucitaremos todos: unos para el Premio eterno y otros para el Castigo eterno. "¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto:"los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5, 29; cf. Dn 12, 2).(cic nº 998)

Resucitaremos con nuestro propio cuerpo pero en incorrupción: Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano..., se siembra corrupción, resucita incorrupción; ... los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53). (cic nº 999)

Eso significa que resucitaremos, al final de los tiempos, para nunca más morir. Poderoso es Dios para que siga siendo nuestro cuerpo. De hecho la composición real del cuerpo está en continuo cambio y es "siempre" nuestro cuerpo. Su razón de ser "nuestro cuerpo" tiene más que ver con su organización que con que esté presente determinada célula o que sea sustituida por otra. Eso es accidental.

Dirá alguno "tanto accidente no puede devenir en un cambio sustancial"... sí, con la muerte. Pero aquí hablamos de la resurrección. Y en ese momento recibiremos lo que corresponda a nuestro cuerpo, al cuerpo ideal, el que corresponde y en la edad que corresponda a nuestra plenitud humana.

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