Vivimos en el mundo de las prisas. El que quiere hacer algo tiene mucha tarea pendiente y muchas urgencias. A veces pensando en la tarea, se picotea... y se pierde el tiempo "estando muy ocupado".
Jaime Nubiola tiene un artículo sobre el "Tiempo" en "Pensar en libertad"... y muestra cómo el tiempo está unido en el lenguaje popular a algo valioso, al dinero: el tiempo se aprovecha, se pierde, se valora, es escaso, se derrocha, rinde... es más valioso que el oro... "y quien lo desperdicia es bobo". Los refranes populares siempre llaman la atención sobre esa necesidad.
Nadie quiere ser cigarra... pero nadie hace el trabajo de la hormiga. Vivimos en un mundo de ensueño en el que nos imaginamos haciendo grandes cosas y nos vemos todos los días en la misma rutina. ¡No tenemos tiempo!... esa es la queja habitual. Y, ciertamente, hay que priorizar tareas y excluir ámbitos de interés... algunos no tenemos bastante con una sola vida ¡hay tanto que hacer, tantas posibilidades de obrar!... sin embargo otros se aburren como ostras, no les gusta nada... levantarse, comenzar una tarea es una tremenda victoria. Pero todos sabemos que estamos en la vida para algo.
¿Cómo hacer rendir el tiempo? Algunos al comenzar el día, en apenas un minuto, se hacen una lista de tareas... después de eso, con orden... van cayendo una detrás de otra. Y, cuando algo se encasquilla, se deja reposar. Y, cuando llega la fatiga, se cambia a algo que supone menos esfuerzo o se hace una llamada pendiente, o se da un paseo para tomar el aire.
Es un continuo vencer la pereza, ejercer la fortaleza para afrontar la tarea costosa o para dejar lo que nos distrae.
El tiempo está lleno de cosas grandes y menudas, de tareas muy importantes y de detalles que hacen más humana y amable la convivencia. Nadie nos obliga a recordar un cumpleaños, pero ese detalle fomenta lazos de vida. Nadie nos obliga a preguntar cómo ha salido el hijo del quinto de una operación delicada... pero es que la vida lo es todo: trabajo, familia, amigos, descanso y Dios... y todo requiere un tiempo sabiendo que es escaso.
Ese tesoro, "el tiempo", se pierde cuando sólo uno se dedica a lo importante y no tiene tiempo para lo demás. Matrimonios rotos, salud quebrantada, amigos perdidos, hijos que apenas se conocen... son el fruto de "ese dedicarse a lo importante".
Y también se pierde cuando sólo se dedica a las relaciones humanas, pero eso es más difícil... "quien no trabaja no come"... y el trabajo, que requiere su propio tiempo, es el que permite tener disponibilidad para lo "verdaderamente importante".
La sociedad actual nos ata, nos obliga a trabajar con horarios inhumanos, con dedicaciones realmente exclusivas... está mal estructurada, nos secuestra de nuestro hogar y nos retribuye con "apenas tiempo" para estar con aquellos a los que amamos. Algo tenemos que cambiar, algo podremos hacer... quizá renunciando a parte de nuestro triunfo personal, quizá aprovechando mejor el tiempo, quizá aplicando más la inteligencia en automatizar tareas y "ahorrar tiempo".
Sería preciso que las Empresas tuviesen en cuenta la "humanidad" que trabaja en ellas. Personas contentas y felices son más productivas. Y se es más feliz cuando se puede cuidar el entorno familiar. El hombre es un todo complejo. Atender las distintas facetas de su complejidad puede facilitar un mayor rendimiento profesional. Ahí hay un gran reto para estos tiempos modernos donde ya un sueldo solo se presenta como insuficiente para la buena marcha de un hogar. hombre y mujer no son "dos soledades" que se encuentran sólo a la hora de cenar.
Algo se ha de cambiar. ¿Será posible?
frid
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