martes, mayo 13, 2008

Recuerdos de mayo.

A veces añoro lo que sentía y sabía de niño, la ternura de un amor infantil completo y apasionado que se concretaba, en la edad de párvulos, en subir, durante el mes de mayo, a la Capilla del Colegio para decirle alguna frase cariñosa a la Virgen María.

Los niños aprenden a amar por "imitación" y "prueba". Si ponen el corazón en alguien y no le falla lo notan y mimetizan casi sin darse cuenta los afectos, las expresiones y los gustos de los que quieren... en especial de los padres. Pero cuando los niños de una casa son varios... entre ellos multiplican las lecciones y se espabilan.

Una madre que fomente la devoción mariana está continuamente trasladando al hijo que la Virgen es aún más madre que ella... y eso hace que se le iluminen los ojillos a la criatura y aumente su felicidad. Se sabe querido con toda la ternura mariana... y sabe que es verdad en la delicadeza que la madre terrena pone con la criatura. Los brazos de María son los brazos de la madre... y los de José son los brazos recios de su padre.

Esa seguridad abre en el hijo horizontes eternos, referencias fuertes para el obrar... porque sabe que su Madre le mira con ternura desde el Cielo y procura no ofenderla. Por eso le duelen los enfados con los otros niños... si "el niño" está disgustado conmigo porque he obrado mal... ¿mi Madre del cielo?... y por eso aprende a pedir perdón. Sabe que las madres siempre perdonan... "los amiguitos" son más cabezones, su ¡¡no!! es más el terco resultado de los "mini-orgullos infantiles".

En mayo los padres saben que el afecto a María, el día de la madre, las flores en la imagen de la Virgen hacen recio el amor infantil. Grande es la meta pero también Grande y Poderosa es la receptora de esas flores.

El amor infantil es también una bendición a los padres. Ellos quizá tengan que ofrecer además de sus "flores" también sus disgustos de adultos, los roces de la vida, las preocupaciones objetivas... ellos tienen un aliado en ese hijo inocente que, saben, hará sonreír a la Madre del Cielo... es un "chantaje bendecido" que suena a campanas celestiales.

Muchos hemos visto cómo Juan Pablo II gustaba de tomar en sus brazos paternales a los niños de los peregrinos... incluso todos vimos cómo en ese gesto protector fue cuando la bala criminal se dirigía a su corazón... pero la Virgen desvió esa bala y pudo seguir siendo los brazos amorosos de Cristo para esos inocentes.

Los padres todos los meses de mayo tienen la opción de hacer que sus hijos pequeños corran a los brazos de la Madre... y saben que serán bendecidos.... los mayores ya han aprendido y van más sueltos.

Esos son recuerdos de mayo que, aunque sean afectivos... son de afecto recio.

frid

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