Hay algo en el Catolicismo que no es fácil de encontrar en ningún otro sitio y es su gran capacidad para la reflexión. Si bien en un tiempo el "liberalismo" era hostil al cristianismo, pasó el tiempo y muchos de sus presupuestos son hoy claramente cristianos. Se ha asimilado la verdad que encierra esa doctrina y se ha encontrado que encaja con la realidad del hombre: Dios nos creó en libertad. Desde ahí se puede avanzar sobre cómo compatibilizar principios y cómo cribar el trigo de la paja.
Liberalismo que define la verdad y la bondad de las cosas, exaltación del ego... eso acaba en el relativismo ético y en muchos males. Y es antropológicamente falso.
Liberalismo que se sostiene en la libertad de elección, en la libertad de formar la propia conciencia, en la libertad de la iniciativa individual y la responsabilidad personal, si además de adereza con lo que le complementa: la realidad social del hombre, las circunstancias, los compromisos líbremente asumidos y la lealtad, entramos en una antropología cristiana.
Con Darwin pasa lo mismo: un determinismo materialista excluyente de Dios y estamos en una antropología y cosmología hostíl al cristianismo y radicalmente insostenible. De la nada nada surge.
Pero si introducimos la evolución en el plan de la providencia divina, si nos asomamos a las leyes de la genética introducidas en el ADN, si vemos su armonía, la necesidad de una mente ordenadora y pensante, nos acercamos a "una interpretación" del modo de hacer de Dios: a través de causas segundas. Y no es incompatible con el Hecho Creador. Y ahí tenemos a Darwin asimilado por los cristianos.
Y tenemos estos días un ejemplo de cómo el estudio de la ciencia asombra y hace preguntarse ¿Y ese orden es acaso azar? Antony Flew, converso del ADN, es una muestra.
Y es que si me encuentro una casa ordenada, con las camas hechas, limpia, la mesa puesta y unos magníficos y olorosos platos puestos esperándome, lo último que se me ocurre es que eso se debe a una vatira mágica. No dudaré que ha estado mi madre, mi esposa, mi cocinera, o ALGUIEN preparándome ese magnífico habitáculo.
Y es que, como dice Ayllón, las condiciones para que haya vida en la tierra son tan singulares que más que "un planeta vulgar y común" estamos ante "un planeta extraordinario"
frid
Ver:
Del ADN a Dios: la conversión intelectual de Antony Flew
Darwin y el Génesis: compatibles
La evolución al servicio de... o Darwin manipulado
El físico cuántico Bernard d´Espagnat recibe el premio Templeton de Religión
La mentalidad inquisitorial, por Alfonso García Nuño
El ocaso del darwinismo, por Julio Loredo en Acción Familia
La ciencia es agnóstica, por G. Pedrosa
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