Otra vez el alarmismo de los "progresistas": el ser humano como plaga.
De acuerdo a Nina Fedoroff, la Asesora de Ciencias y Tecnología de los Estados Unidos, todos deberíamos tener mucho pero mucho miedo.
En una entrevista para el programa radial de la BBC “One Planet” (Un Planeta), Fedoroff se mostró como toda una discípula de Thomas Malthus o Paul Ehrlich. Afirmó que “los seres humanos hemos excedido los ´límites de sostenibilidad´ de la Tierra.” Insistió que “necesitamos seguir disminuyendo la tasa de crecimiento de la población mundial,” y enfatizó que “el planeta no puede mantener más gente.”
¿Y cuál es la situación de los 6.8 millones de personas que el mundo ya mantiene? le preguntó la BBC. “Hay, probablemente ya, demasiada gente en el planeta,” respondió Fedoroff.
En Population Research Institute, debemos admitir que los comentarios de Fedoroff nos ponen nerviosos, pero no porque creemos en la afirmación de que el mundo está superpoblado. Las estadísticas de mayor credibilidad sobre la cantidad de seres humanos y su crecimiento son las recogidas por la División de Población de las Naciones Unidas, y éstas demuestran que la tasa de fertilidad se cae en todo el mundo y que la población mundial va a empezar a descender alrededor del 2050.
Más bien, Fedoroff nos pone nerviosos debido a quien es, y a quién asesora. Si ella le viene diciendo al Presidente lo que hemos escuchado (y lo estará haciendo sin duda), entonces será el científico principal de Obama quien está susurrándole al oído que sus problemas económicos y ambientales se agravan por el hecho de que hay demasiado de nosotros. Y sin importar, lo que ella proponga, esto será llevado a cabo a través de la intervención del gobierno sobre la familia, reduciendo el número de niños, como ya está sucediendo a nuestro alrededor.
Fedoroff es también una firme creyente de la influencia antropogénica sobre el clima, lo que quiere decir que los seres humanos en conjunto somos responsables del calentamiento global. De verdad, al parecer cree que somos la causa exclusiva del cambio climático, posición evitada por la gran mayoría que reconocen otros factores, con excepción de los más radicales grupos del calentamiento global. En efecto la mayoría reconoce otros factores como las variaciones en las radiaciones solares (pensemos por ejemplo en las manchas solares). En todo esto, Fedoroff debe estar predisponiendo a su jefe para que vea a las personas como el enemigo.
Por comparación, Fedoroff parece casi razonable hablando de los extraordinarios incrementos en la producción de alimentos que vemos desde el inicio de la Revolución Ecológica. Censura a los que quieren retroceder sobre estos avances científicos y “regresar al siglo XIX,” diciendo “No pensaríamos en ir a nuestro doctor y decirle ´Tráteme de la manera que los doctores trataban a la gente en el siglo XIX´, y eso es lo que estamos reclamando en la producción de alimentos.”
Y en este punto ella está en lo correcto. La Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas informa un “progreso notable” en el tema de alimentar al mundo, alcanzando un exceso de alimentos a nivel mundial. Si todavía existen los que se acuestan con hambre cada noche debido a la guerra, a la hambruna o a un gobierno opresivo, este número va achicándose progresivamente.
Si Fedoroff cree que estamos en el camino correcto para acabar con el hambre, ¿cómo puede al mismo tiempo opinar que hay demasiados de nosotros? Después de todo, estamos produciendo más que nunca, más alimentos en menos tierra.
La aprehensión de la Asesora de Ciencia de Obama hacia la gente proviene de las ideas anticuadas que acentúan la condición de consumidor de un ser humano, en detrimento de su condición de productor. En lugar de intentar controlar el aumento de la población, un sendero que siempre ha conducido a abusos masivos en contra de los derechos humanos, ella debería alentar mayores avances científicos, el flujo libre de información, y la protección de los derechos a la propiedad intelectual, entre otras cosas
Fedoroff puede entender o no que lo que más baja las tasas de natalidad son los niveles de vida cada vez más altos. Pero allí está su problema, como el de Obama. Los niveles de vida crecientes generalmente significan más consumo de energía, al cual ellos se oponen debido a su creencia en " el calentamiento global, " y sus lazos cercanos al movimiento radical del medio ambiente.
¿Y entonces cómo harán que bajen las tasas de natalidad sin desarrollo económico? La respuesta es aplicando el esquema de la política de un solo hijo como en China. Así pensarán hacerlo. Los comentarios de Fedoroff sugieren que la administración de Obama se inclina directamente hacia la intervención en las decisiones sobre el número de hijos que los norteamericanos quieran tener. Así piensan desactivar la mítica "bomba demográfica" y combatir un "calentamiento global" no demostrado.
Tengan miedo, mucho pero mucho miedo de eso.
Steven W. Mosher es el Presidente de Population Research Institute.
Colin Mason es el Director de Comunicaciones de Population Research Institute.
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