lunes, marzo 19, 2007

La negación del principio de no contradicción en el pensamiento progresista.

Un pensamiento contradictorio.

Según parece lo que se desmorona en nuestro tiempo es el principio de no contradicción, clave pare el realismo y que lo niega el relativismo. Eso también es un problema de principios. Si niego la verdad, ¿por qué admitir el principio de no contradicción? Las cosas serán para mí lo que yo decida. Curioso, sobre mi Yo no dudo. Me he convertido en un daimon, porque soy el padre de la mentira pero para autoengañarme. Me vuelvo ciego por propia decisión y no me doy cuenta.

Ese Yo, creador de la verdad y sustituto de Dios, se muere y se muere irremediablemente. Y por eso invento el Yo Colectivo. Pero también a ese Yo Colectivo le doy una realidad incuestionable. Creamos la verdad entre todos que soy, paradójicamente, Yo mientras esté vivo. Porque ¿por qué ser uña si puedo ser cerebro, si es mi voluntad la que decide?

Y también ese Yo Colectivo se muere irremediablemente. Su vida depende de la vida de un planeta, la Tierra, que tiene fecha de caducidad. Y así ni ese Yo Coletivo es Eterno. ¿No será conveniente retornar a la consideración de ser finito, creado por Dios y con alma inmortal? ¿Si eso fuese cierto, no sufriríamos menos angustias?

Pero esa voluntad soberana de la que me siento orgulloso ¿es verdadera o es una imagen que yo mismo fabrico? Ese Ser pensante, diabólico ciertamente, tiene en sí la contradicción, no se sostiene por la lógica y por eso da al lenguaje el valor de "ser creativo". Lo que digo, sin lógica, es una construcción de mi Yo, y es real para mí.

Se niega radicalmente el principio de no contradicción y sus efectos. Los razonamientos se desmoronan porque no se busca que lo que se diga sea verdadero como conclusión de dos principios, sino verdadero por mi propia voluntad. También se desmorona la posibilidad de diálogo porque ¿qué es el otro sino mera proyección de mi propio ser, juego dialéctico, parte de mi propio ser universal del que soy el cerebro creador.

Es tremendo pero se cumplen las palabras del Señor: son ciegos que no quieren ver, ciegos que guían a otros ciegos.

Y ese modo de pensar es necesariamente destructivo: los demás no tienen realidad objetivo y su eliminación es una necesidad cuando perturban mi proceso creador.

Dios les perdone porque son filósofos de iniquidad.

¿Esto que digo puede mostrar lo insensata y peligrosa que es la filosofía progresista, y su conexión con el padre de la mentira?

frid

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