De Population Research Institute
El Juez Anthony Kennedy no ha sido un sólido bastión del pensamiento constructivista, tampoco alguien con una trayectoria pro-vida o pro-familia en la Corte Suprema de EE.UU. Por lo mismo, fue una agradable sorpresa encontrar su nombre entre los cinco jueces que votaron a favor de promulgar la prohibición al aborto por nacimiento parcial. Pero incluso una sorpresa tan grande como ésta resalta más sobre todo para aquellos que escucharon su decisión en el caso Gonzales vs. Carhart emitida el 18 de abril. La opinión de la mayoría fue escrita nada menos que por el juez Kennedy, quien es de lejos el eslabón más débil en la sólida cadena de jueces pro-vida que constituyen Clarence Thomas, Antonin Scalia, Samuel Alito y John Roberts.
Las opiniones son asignadas por el Presidente de la Corte, el juez Roberts, y darle la oportunidad a Kennedy puede ser considerado como un movimiento táctico brillante. ¿Qué mejor manera de paralizar la espina dorsal de Kennedy que hacerle investigar y escribir sobre esta práctica barbárica?
Para Kennedy, pasajes como el siguiente, deben haber sido más difíciles escribirlos que para nosotros leerlos: El Abortista (reportó su ayudante) ”entregó el cuerpo y los brazos del bebé – todo menos la cabeza.” En ese instante, “Los pequeños dedos del bebé estaban abriendo y cerrando su puño, y sus pequeños pies ya pateaban. Entonces el doctor incrustó la tijera en la parte posterior de su cabeza, y los brazos del bebé se sacudieron bruscamente.... El doctor abrió la tijera, metió un tubo de succión de alta potencia en la abertura y aspiró el cerebro del bebé.”
Aún no es claro establecer cuál es la opinión completa de Kennedy con respecto al aborto y si ésta ha cambiado en cualquier otro aspecto. La prohibición no servirá para investigar los 1.1 millones de abortos ya realizados en EE.UU., no necesariamente todos hechos por nacimiento parcial. De hecho, la prohibición al aborto por nacimiento parcial sólo prohibe el “procedimiento completo de dilatación y evacuación (D&E),” lo cual se define como el acto de dar a luz parcialmente al bebé con el objeto de matar a él o a ella. Si el abortista no provoca el nacimiento hasta una cierta cantidad mínima del cuerpo del bebé antes de matarlo, la prohibición no aplica. Si esto no parece más que una restricción mínima al aborto, es porque es mínima.
Más aún, ¿cómo podría haberse mantenido la opinión de Kennedy ante un encuentro tan cercano con este procedimiento barbárico? Es imposible confrontar la realidad del aborto por nacimiento parcial y no conmoverse por la difícil situación de millones de bebés quienes han sido desmembrados mientras aún estaban en el útero. Ciertamente los partidarios del aborto fueron lo suficientemente rápidos al hacer esta conexión. Por eso el Dr. Carhart de Nebraska, junto con la Planned Parethood Federation de América, plantearon el caso legal inmediatamente. Entendían que el principio establecido –que el niño no nacido no podría ser seccionado a voluntad y en la manera más conveniente para el abortista— representaba una amenaza al aborto a demanda.
Esto también explica por qué la juez Ruth Ginsburg escribió una disensión tan furiosa. “La ley no salvará ni a un solo feto de la destrucción”, escribió irónicamente, y mas bien “pone la salud de la mujer en una situación de alto riesgo”. Kennedy discrepa claramente con esta afirmación, puesto que cita evidencia empírica de que el procedimiento es peligroso, traumático para la madre y médicamente innecesario. Gracias a las descripciones gráficas del procedimiento en si mismo, ahora Kennedy se de cuenta también que eso mata bebés.
He aquí el motivo de por qué alguien tan filosóficamente a la deriva como Kennedy pudo tomar tal decisión. Su opinión supuso la investigación del debate sobre el aborto de nacimiento parcial, así como una investigación sobre el procedimiento en sí mismo. El texto resultante expresa un fuerte rechazo visceral. Kennedy menciona a un doctor “desgarrando el esqueleto y vaciando el cerebro que rápidamente se desarrollaba en el niño no nacido, un niño que adoptaba la forma humana”. De otro lado remarcó el discurso del Congreso, diciendo que “el Congreso determinó que los métodos de aborto (los que se describen en el Acta) proscritos tienen una ‘preocupante similaridad al asesinato de un infante recién nacido’”. Nuevamente insiste: “Donde ésto encuentra una base racional para actuar, y no impone una carga injustificada, el Estado puede hacer uso de este poder regulatorio para prohibir ciertos procedimientos y sustituirlos con otros. Todo en función de los intereses legítimos de la regulación de la profesión médica en orden a promover el respeto a la vida, incluyendo la vida del no nacido” (el énfasis es nuestro).
Ahora no quiero resumirlo todo en una frase, pero si Kennedy ha empezado a reflexionar en la necesidad de “promover el respeto a la vida humana, incluyendo la vida del no nacido,” quiere decir que su pensamiento sobre este asunto ha empezado a cambiar. Kennedy no puede ayudar pero ha notado la tremenda semejanza entre un aborto de nacimiento parcial y el infanticidio. Y, ¿cómo puede pretender promover el respeto a la vida del no nacido, como él mismo escribió, y por otro lado continuar tolerando el diario desmembramiento de 4000 estadounidenses no nacidos?. Seguramente ahora ya sabe, si no lo supo antes, que los bebés no nacidos “adoptan… la forma humana” en tan sólo pocas semanas de concebidos.
Los principales medios de comunicación, que nunca tuvieron la oportunidad de ver cómo se realiza un aborto, advierten que la decisión de esta Corte Suprema señala el fin de Roe vs. Wade. Esta es una completa exageración. Pero si Kennedy está pensando con la lógica de sus argumentos, puede ser más acertado de lo que imaginan. Y seguramente estará alentado en su reflexión por los cuatro incondicionales miembros pro-vida de la Corte Suprema.
Y, ¿cómo puede pretender promover el respeto a la vida del no nacido, como él mismo escribió, y por otro lado continuar tolerando el diario desmembramiento de 4000 estadounidenses no nacidos?.
Si la posición de Kennedy comienza a inclinarse más firmemente a favor de la defensa de la vida, ciertamente será algo para regocijarse. La prohibición al aborto de nacimiento parcial puede haber empezado a poner a Roe vs. Wade en camino a la extinción absoluta.
Steven Mosher es el Presidente del PRI
Colin Mason es el Director de Comunicaciones del PRI
Steve Mosher es el Presidente del Instituto de Investigación en Población (Population Research Institute), una organización sin fines de lucro dedicada a desmontar la falacia de la sobrepoblación en el mundo.
(c) 2007 Population Research Institute.
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