sábado, mayo 26, 2007

El hombre, centro del Universo o sólo un elemento colateral. Una reflexión.

El hombre, centro del Universo o sólo elemento colateral. Una reflexión.

Dice el Doctor Herrera:

J.P.Lynkens , dando razon a Kant decía:
" Cada vez que muere un hombre es un universo entero es el que se destruye.Los seres humanos son insustituibles, como tales son diferentes a las máquinas.Son capaces de disfrutar del goce de la vida, de sufrir y enfrentar la muerte y vivirla plenamente concientes y serenos. Los hombres son unos Yo, fines de si mismo "

Y además de darle gracias por el comentario muestra una parte importante del debate metafísico, el de los "detalles", ciertamente el hombre es un mini-universo, un ser irrepetible, un "dador de sentido a la realidad", una "especie de sol sobre el que gira todo". Cada hombre es un "Universo", pero el Universo real puede seguir existiendo sin él.

Si ese individuo no existiese el Universo "no se daría por enterado"; si esa persona "dejase de existir" en la tierra, "el Universo sí se daría por enterado", pero no por la materialidad del mismo, sino por los otros seres humanos que convivieron con él y por lo que él hizo, por el bien o mal, por el orden o desorden que introdujo mientras estuvo vivo... pero al final su aportación se iría amortiguando y se olvidaría su existencia sobre la tierra y acabaría como "si él no hubiese pasado". Aunque hay un tremendo misterio:

Adán, un solo hombre, influyó en toda la creación con su pecado.

Jesucristo, Dios y hombre, influyó en toda la creación con su muerte y resurrección.

Los hombres "de un modo misterioso" influimos hacia la "eternidad", más los santos pero también los introductores del mal. Seguimos viviendo de Aristóteles, de Platón, de Santo Tomás, de Duns Scoto, de Marx, de Hegel... La introducción en el mundo de una "idea buena" hace bien de generación en generación, la introducción de una mala, hace mal de generación en generación.

Pero, para cada uno de nosotros, nuestro propio universo es "eterno", perdura en nuestra alma con el bien o el mal que hizo. Nuestra inmortalidad tendrá sentido según el tránsito de la vida mortal. Nuestra "aparente destrucción" acaba con un "encontrar nuestro sentido".

Por eso "en cuanto somos insustituibles", el adelantar nuestra muerte o nuestro ostracismo es un mal universal. Pero en cuanto "perecederos en la tierra" nuestro Universo continúa en la "eternidad".

Por eso el verdadero mal es condenar al hombre a la infelicidad eterna, hacerle elegir "sólo su Universo", " afirmarle que él es el centro de TODO, y negarle el girar en la órbita de Dios".

Nuetro ombligo, sagrado ombligo, es realmente muy pequeño.

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federico rodríguez de rivera

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