Y terminando este apartado, nos encontramos que la Teología, al ser la ciencia de lo que Dios ha revelado, no es la ciencia de "mi opinión" o de "mi gusto", es una ciencia "exacta" en el sentido de que se busca una Verdad objetiva, una Verdad que, en lo fundamental para la salvación, se puede alcanzar por todo cristiano y que el Teólogo, con su inteligencia (don de Dios) debe facilitar en su conocimiento y en su vida. Será mejor teólogo el sabio más santo. Ciencia y fe van de la mano.
Introducción a la Teología VII:
I.6. La fe, el germen de la Teología:
Necesaria para el desarrollo de la ciencia teológica.
El dato revelado (los artículos de fe) constituye el fundamento y la materia prima de la teología: no inventa los datos, los recibe de la comunidad eclesial.
La Teología es la ciencia de la fe.
Los primeros principios de la ciencia teológica son la Verdad Revelada, el depósito de la fe, del que vela el Magisterio.
Es necesaria la actitud de humildad: no se lo que yo opino... sino lo que Dios ha revelado: precisa abrirse humildemente a la luz de Dios. Dice Juan Pablo II en la Encíclica “Fides et Ratio” (junio 1998), en el Proemio: La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.
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