miércoles, noviembre 12, 2008

Juan Velarde, Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, opina sobre las asignaturas de Ciudadanía y el derecho de los padres a objetar

Aplaudo la objeción de conciencia a Ciudadanía; estas asignaturas constituyen una abominación moral e intelectual

Juan Velarde, Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, opina sobre las asignaturas de Ciudadanía y el derecho de los padres a objetar




Madrid, 12 de noviembre de 2008. La asociación Profesionales por la Ética está recabando la opinión de diversas personalidades sobre las asignaturas de Educación para la Ciudadanía y el derecho de los padres a objetar a las mismas. En esta ocasión, el experto que ha opinado ha sido Juan Velarde Fuertes, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, premio Rey Juan Carlos de Economía, académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y Consejero del Tribunal de Cuentas (entro otros muchos títulos y méritos académicos).

PREGUNTA (P): ¿Qué juicio le merece, como intelectual y profesor, que se pretenda adoctrinar a los niños y jóvenes españoles mediante la impartición de Educación para la Ciudadanía?

RESPUESTA (R): La situación de la enseñanza en España es muy preocupante. Como participante en el Foro por la Calidad y la Libertad de la Enseñanza estoy asustado ante los últimos datos facilitados por la OCDE. El fracaso educativo (alumnos que no adquieren el título de ESO), ha aumentado en España del 29, 9 % en 2002 al 31 % en 2007. En cambio, en la UE-19 el fracaso escolar, en el mismo periodo, desciende del 17,1 % al 14’8 %. Esto muestra que debe mejorarse la calidad de la enseñanza, sin esto es inútil hablar de la competitividad industrial porque (con estos datos) toda la vida económica tendrá los pies de barro. El añadir las asignaturas de Ciudadanía no añade nada a la formación fundamental y obliga a dedicarle horas de la etapa escolar. Además, el contenido de Ciudadanía rompe los fundamentos básicos de la cultura occidental cristiana, sin la que es imposible encontrar bases adecuadas para la convivencia en nuestra nación. Además, las asignaturas de Ciudadanía invaden, de manera coactiva, el terreno sagrado de la libertad de los padres, reconocido, por ejemplo, en el artículo 27.3 de la Constitución (que garantiza a los padres el derecho a la formación de sus hijos según sus convicciones).

PREGUNTA (P): Como catedrático de Economía, ¿qué juicio le merecen los contenidos económicos de Ciudadanía?

RESPUESTA (R): Constituyen una amalgama de aberraciones y de basura económica incalificables. Va a aparecer próximamente una crítica durísima de estos contenidos en una publicación sobre bibliografía económica en una revista de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Su lectura abruma. Habrá que hacer publicidad de las auténticas atrocidades científicas en las que abundan estos textos.

PREGUNTA (P): ¿Qué juicio le merece la objeción de conciencia frente a Ciudadanía y los Reales Decretos de contenidos mínimos (los que desarrollan las asignaturas de Ciudadanía)?

RESPUESTA (R): Como abuelo, y como ciudadano español, naturalmente que aplaudo la objeción de conciencia sobre este conjunto de estupideces y de abominaciones morales e intelectuales; y esto, cuando, además, fracasa, el sistema escolar español. Los objetores a Ciudadanía están amparados por la Constitución; si los padres supieran el conjunto de barbaridades que se les enseña en Ciudadanía, ya se habrían echado a la calle. Respecto a los Reales Decretos que desarrollan Ciudadanía, deberían ser derogados con urgencia.

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