viernes, agosto 25, 2006

Apuntes sobre la clonación (VI). Células madre embrionarias.

Dice Juan Pablo II: “..., será necesario evitar siempre los senderos que no respetan la dignidad y el valor de la persona; en particular pienso en los eventuales proyectos o intentos de clonación humana, con el fin de obtener órganos para el transplante; estos procedimientos, en cuanto implican la manipulación y destrucción de embriones humanos, no son aceptables moralmente, aunque estén dirigidos a un fin en sí mismo bueno. La ciencia deja vislumbrar otras vías de intervención terapéutica, que no comportan ni la clonación ni la extracción de células embrionarias, ya que para esa finalidad es suficiente la utilización de células madre que pueden ser extraídas de organismos adultos” (Juan Pablo II, Discurso al Congreso internacional sobre transplantes de 29 de agosto de 2000).

Mis preguntas:

  1. ¿Quien arrancaría la vida a un niño con toda seguridad para curar a otro?
  2. ¿Hasta qué límite arriesgarías la vida de un niño para salvar a otro?
  3. ¿Quien mutilaría de modo imprevisible a un ser humano para extraerle miembros que puedan sanar a otros?
  4. ¿Quién eliminaría un ser humano para, con su material celular, fabricar otro?
  5. ¿Quien va a querer que le implanten un ser humano mutilado, un embrión del que se han extraído células madre, si sabe que hoy por hoy es inviable su éxito?
  6. ¿Quien quiere no tener padre y madre?
  7. ¿Quien quiere que su padre biológico sea un desconocido, que su madre biológica no sea la madre de la que ha nacido?
  8. ¿Quien gana con todo esto, el ser humano, o la esclavitud que nos somete a esos experimentos?
  9. ¿Y si hay métodos científicos diferentes para sanar enfermedades que no implican esos procedimientos, porqué hemos de seguir este camino de locos?


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