sábado, agosto 12, 2006

La imposibilidad de la esperanza en la política atea.


La imposibilidad de la esperanza en la política atea.
Un post que provocará la polémica aunque no quiera.

He recuperado un post antiguo sobre el plan orquestado de los amigos del observatorio del laicismo, así como de su intento “fundamentalista” de crear una sociedad sin Dios, excluyendo esa creencia como algo ya superado; del mismo modo que sostienen que, como el Estado puede hacerse cargo de toda la enseñanza, ¿para qué debe intervenir la iniciativa privada, y menos aún la religiosa?

Quise ser optimista en mi análisis del ateismo radical y no pude encontrar ningún signo de esperanza.

Buscando un ateísmo feliz me llevé un desengaño. Encontré hombres sin esperanza. Ciertamente trabajan, se ufanan, pero cuando pierden calidad de vida piden enseguida que les inyecten y les dejen morir. Algunos de ellos tienen el triste consuelo de creerse parte de un etéreo pensamiento universal, o un brote especialmente desarrollado de la materia omnipresente. Y, piensan que se desvanecen de donde han salido. Son fluctuaciones, fuegos de artificio, elementos de azar sin ningún sentido.

Busqué un orden del mundo pacífico llevado a cabo por los ateos radicales y me topé con la exaltación de la fuerza, del poder y de la voluntad. Encontré a Nietche llamando débil al que cree en Dios, a Marx llamando a la religión opio del pueblo. Y ¿cuáles son los frutos de esos filósofos? Los campos de exterminio nazis, los campos de concentración soviéticos, los campos de reeducación maoístas, las checas de Barcelona, los asesinatos de Paracuellos. Solo vi sangre, hombres tristes, oprimidos y desnudos. Y no he oído nunca a un ateo pedir perdón por los crímenes del ateismo comunista.

Busqué la tranquilidad de la democracia y me encontré con procesos planificadores que provocaron el hambre en Ucrania; que pretenden arrebatar a los hijos de sus padres, que proyectan niños de laboratorio, y que de libertad en la educación no conocen ni las palabras. Ávidos están de adoctrinar a los infelices que se dejen. Y ¿en qué sino en el odio?

Anhelé encontrar paz familiar y me topé que fueron los ateos los que abrieron la mano a los primeros abortos legales, a la eutanasia y al divorcio. Y, en sus laboratorios es donde se hicieron los primeros experimentos con cobayas humanas. ¿Qué respetan?

Anhelé la liberta en la vida y me encontré que su progresía es la consolidación de la cultura de la muerte: muerte del embrión, del feto en el seno de la madre, de los niños nacidos con discapacidades, de las enfermos que son una carga para el Estado, de los mayores. Y, dentro de ese descatalogar la vida de la gente, me temí que justificasen la muerte de los que no piensan como ellos. Su paz, la del cementerio.

Me queda todavía un consuelo. No creo en la maldad del hombre y, estoy seguro que habrá algún ateo que no sea ni radical ni fundamentalista, y que me explique cómo va a construir sin Dios ese paraíso. Un paraíso en el que se respete la vida, la libertad de pensar y escribir, la libertad de enseñanza y de elección de atención sanitaria, el respeto a la vida y a la familia. Todavía anhelo que me de razón de su esperanza y de su alegría.

Abro mi debate a que entren, con humildad y arrepentimiento por los crímenes del ateísmo, a este blog y me expliquen qué hacen y cómo defienden la libertad, difunden la esperanza en el futuro y viven en plenitud la alegría y al paz.

frid

4 comentarios:

VICTRIX dijo...

Frid, le transmito mi enhorabuena por disponer de esa gran cantidad de blogs, a cada cual más interesante. Éste artículo que ha escrito me resulta realmente interesante ya que el tema de Dios siempre me ha generado bastantes dudas. Le intentaré plantear mis argumentos:

En primer lugar me gustaría decir que siento una profundo respeto por el cristianismo, la religión que mejor se ha sabido adaptar a los avances socio-políticos de la historia a juzgar por los datos de índice de Desarrollo Humano que difunde la ONU cada año. En ésta lista, 19 de los 20 países más avanzados del mundo son cristianos, y el otro es Japón; y no sólo esto, sino que la diferencia entre un país cristiano y su vecino musulmán son realmente sorprendentes. En ese sentido creo que los españoles le debemos estar eternamente agradecidos al cristianismo, porque fue éste el nexo de unión de todos los reinos del norte en la Reconquista, proceso que permitió que España se constituyese como un Estado moderno dentro del contexto europeo y occidental. Por eso no entiendo el poco respeto que muestra la izquierda española hacia ésta religión. Eso a nivel político.

Por otra parte creo que una cosa no tiene necesariamente que ser buena por el mero hecho de ser mejor que el resto. La amoralidad del nazismo o del comunismo no se deben al rechazo del cristianismo sino a que se obsesionaron con sus propias ideas y las convirtieron en unos dogmas que pretendían imponer a todos los ciudadanos. Muestra de ello es la mayoría de los musulmanes, que sin ser precisamente ateos, radicalizan sus ideas convirtiéndolas en dogmas que pretenden imponer al resto por la fuerza. El problema no es el ateísmo sino la radicalización de un punto de vista, sea éste del signo político o religioso que sea. Además el nazismo nunca tuvo malas religiones con el Vaticano, aunque es cierto que no siguieron la doctrina cristiana el píe de la letra, sino que la intentaron mezclar con las ideas de Nietzsche (llevadas al extremo) y creencias ritualistas y primitivas.

En cuanto a Nietzsche hay que decir que su obra ha sido mal interpretada por la mayor parte de quienes la han leído de modo que cada uno ha tomado la idea básica que aportaba y la ha llevado al extremo. Sólo así se explica que se hayan sentido identificado con ella mentes tan diferentes como las de nazis y anarquistas, unos partidarios de la eliminación del Estado y otros obsesionados con el sometimiento del individuo al mismo. El problema de Nietzsche no son sus ideas, sino la interpretación que han hecho de ellas... Yo personalmente no veo muy descabelladas algunas de las ideas que aportó siempre y cuando sepamos asimilarlas e interpretarlas correctamente y críticamente, sin llevarlas al extremo. Aunque también es cierto que algunas de sus ideas tenían un corte un poco extremo.

¿Acaso ve usted algo de erróneo en la idea de que el cristianismo está demasiado institucionalizado? Yo podría citar algunos ejemplos históricos en que la versión oficial del cristianismo se ha separado de lo predicado por Jesucristo. A mi modo de ver quienes actualmente se ajustan más fielmente a sus enseñanzas son los sacerdotes o voluntarios que trabajan desinteresadamente en las misiones. Pero sabe usted igual que yo que en ocasiones lo que hay detrás del cristianismo institucionalizado (Vaticano) no es del todo ejemplar. Aunque habrá de todo, por supuesto. Me estoy refiriendo a intereses, finanzas e intrigas. Es conveniente saber diferenciar entre las enseñanzas de Jesucristo (los valores realmente cristianos) y los intereses político-económicos que hay detrás de la Iglesia como Institución.

Otra de las ideas defendidas por Nietzsche tampoco es del todo errónea. Y no es que yo me oponga a esos valores, pero es evidente que el cristianismo hunde sus raíces es ideas tales como la sumisión, el arrepentimiento, la debilidad, el padecimiento, el perdón, la culpabilidad o el autosacrificio de modo que en ocasiones sus creencias parecen ser poco vitalistas, y más aún en el catolicismo en comparación con protestantismo o calvinismo, visiones más emprendedoras y que fueron el origen del mercantilismo. De igual modo el cristianismo, al igual que otras religiones, muestra una exagerada aversión hacia el placer el disfrute, algo que diferencia a las religiones monoteístas actuales de las creencias del imperio Romano. En ocasiones las religiones se muestran antinaturales, demonizando sentimientos o instintos básicos.

Con esto último no estoy diciendo que defienda la amoralidad de la juventud actual, que únicamente vive para el sexo y para los placeres mundanos. Yo, como joven que soy, no me siento identificado con esos valores juveniles y creo que son indecentes, insanos y poco honorables, pero no por ello considero malo el placer, siempre que el mismo no exceda de los límites de la decencia... Es decir, me opongo al sexo “gratuito”, a los “encuentros” de una noche y a indecencias del estilo y en ese sentido puedo parecer excesivamente tradicionalista (partidario hasta las últimas consecuencia de relaciones largas con novias formales) pero también creo que si la naturaleza nos ha dotado de la capacidad de sentir placer es para que disfrutemos de ésta. De no ser así no la tendríamos.

En otro orden de cosas opino que la religión (sea cual sea) siempre se ha movido dentro de los límites que le va marcando la ciencia; Y no al contrario. Es la religión la que depende de los descubrimiento que aya haciendo la ciencia, que siempre le ha ido acotando poco a poco esos límites. No obstante creo que es complicado el hecho de demostrar científicamente el origen científico del Universo. Más que nada porque creo difícil demostrar con las leyes y los elementos de la física y de la química terrestres tal hecho, pues no se encuentran en su totalidad en nuestro planeta. Por decirlo así sería como escribir una novela con 15 letras. Pero sí creo que, de descubrirse todos los componentes y leyes universales si podría llegarse a demostrar el origen del Universo desde presupuestos científicos. Aunque no por ello el ser humano quedaría huérfano e polémica. Entonces entraríamos se enfrentarían teorías deterministas y aquellas que defienden la libertad del ser humano. Spinoza vs Descartes-Kant-Leibniz en versión filosófica, científica y atea, como suelo comentar.

Por último añadir que no toda persona agnóstica es necesariamente amoral o carente de ética. Esto para nada es así. Yo muestro un gran agnosticismo (no ateísmo) respecto al hecho religioso pero no por ello no tengo ética. No me gustan esas personas que defienden un ateísmo radical de corte extremista que odia la religión. Yo creo que la ética, el honor, la decencia, la ética, los modales, los sentimientos, la amistad, la valentía, la superación, la bondad, la cultura, la justicia, la filosofía y la razón deberían estar presentes en todo ser humano, algo que desgraciadamente pocas veces es así. Yo sin considerarme religioso si que intento orientar mi vida en función de éstos principios, sin caer por ésta ausencia de religiosidad en extremismos islámicos, nazis o comunistas.

Confío en mi mismo y considero difícil que un Dios bueno nos esté viendo y guiando desde el cielo, aunque puede que ésta postura cambie si algún día considero que todas las exigencia medianamente razonables que yo le pediría a Dios para ser completamente feliz se cumpliesen. Veo cada día a gente peor que yo que parece ser mucho más feliz (y muchos no son religiosos) así que por ahora no puedo creer en esa clase de creencias. Creo en mis valores (anteriormente citados) y en todo caso en el destino. Y no soy ni socialista, ni comunista, ni ateo radical, ni antiliberal... Simplemente soy yo. Espero que usted no me considera una persona demasiado subversiva, aunque quizás mi caso le haga reflexionar. Estaré encantado de debatir con usted el tema.

Un cordial saludo.

frid dijo...

Tu comentario es brillante, me encantaría debatir contigo varios de los puntos que has vertido en este blog, pero me llevará tiempo. Y lo sorprendente es que al final el agnóstico y el cristiano tienen mucho en común. Ambos ven el mundo con humildad. Uno no encuentra la explicación y no acaba de decidir (el agnóstico); el cristiano encuentra en otro (en Dios) la explicación y eso le hace humilde. La humildad en una virtud para la inteligencia: porque hace afirmar lo que uno ve como verdad sin trampas. La humildad no da el salto en el vacío de "como me parece" o "como me gusta" así defino que la cosa es. Sólo afirmo aquello que conozco o que es razonable que sea así.
Ambos, el agnóstico y el cristiano saben que no son el centro del mundo, ambos (uno sin saberlo quizá) están de camino hacia Dios, porque ambos buscan la Verdad. Para el cristiano "Deus veritas est", pero su verdad no se impone, deja libre a la voluntad del hombre para aceptarla.
De todos modos editaré tu post, lo leeré con calma y te contestaré para aprovechamiento de ambos.
Yo lo que no soporto es el "fundamentalismo ateo", que sin prueba alguna impone que Dios no existe y, encima, impide que eduquemos a los nuestros según nuestra creencia.
Otro tema que tenemos que desarrollar es la tolerancia y el cristianismo, la cultura y el cristianismo. De hecho somos hijos de "nuestra fe", pero también de "nuestra cultura". En los siglos pasados "todos" mezclaban todo, pero es idea cristiana el "dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios", lo que supone distintas esferas de acción y de vida (congruentes y ordenadas pero distintas). Las ideas geniales tardan siglos en madurar y esa "la libertad de conciencia" ha tenido que pelearse con todos los poderes temporales de la tierra, y también con la concepción terrena de la religión.
Desde que el Vaticano es un Estado simbólico, la Iglesia ha quedado más purificada del mundo material, lo que facilita la tarea de discernir los distintos poderes (que no son sólo el Estado y el Religioso, lo son también la esfera de la autonomía individual y las múltiples relaciones humanas que no son Estado, como el comercio, las asociaciones profecionales y deportivas, etcétera... algunas de ellas de ámbito internacional y que deberían tener menos ingerencias estatales); véase la comunidad científica o la artística.

frid dijo...

Sobre la inmortalidad y el ateismo:

He leído en AVUI un magnífico ensayo de David Bueno i Torrens, sobre la aspiración humana a la inmortalidad y el triste consuelo de los que consideran que el hombre es mera materia, y que como tal se ven descendientes de una materia anterior y caminando a otras manifestaciones materiales posteriores en las que ellos están de alguna manera. Es un pensamiento al revés del pensamiento clásico del hombre que transforma el alimento en sí mismo, un pensamiento, por otra parte antropocéntrico y limitado, pero con cierto sentido.

En el primer caso el consuelo del materialista se basa en una especie de difusión en el todo, aunque pierde su yo personal. Por mucho que quiera ya no es él el que vive, su ser material no está. En el segundo, el mundo comienza y termina conmigo. Una vez que dejo de ser ¿qué importa lo demás?

Acierta el señor Bueno en sus conclusiones, conviene seguir confiando en la inmortalidad del alma, ya que la ciencia, aún con las investigaciones genéticas no podrá eliminar la fecha de caducidad que todos tenemos desde que nacemos.

Y, simplemente, por ser feliz, más vale analizar las razones metafísicas que apuntan a la inmortalidad del alma y que permiten pensar que, al final, el hombre bueno encuentra una felicidad sin sombras terrenas.

frid

Anónimo dijo...

Hola a todos. Interesante blog por los temas que plantea. Mire Dios, que es lo que está detrás del cristianismo, es amor, inteligencia, bondad. En realidad, al honbre de buena voluntad solo necesita creer que Jesucristo resucitó al tercer día como está demostrado. Muchos filósofos y personajes aplican sus esterotipos, sus prejuicios sobre el cristianismo, a través de los siglos. Pero basta seguir la vida de los santos, con sus virtudes y defectos, San Pablo, los mártires de la guerra civil, santa Teresa, San Agustín, santa Mónica, y muchos amigos que viven el cristianismo a nuestro alrededor de forma plena, coherente, tal vez amigos nuestros, familiares, etc, para saber la plenitud a que lleva al hombre, a servir a los demás, por Dios, a través de su trabajo, su vida cotidiana, entre pucheros, entre ordenadores y pantallas, para ver lo equivocados que andaban y andan muchos filósofos. Estos tal vez pretendan ver los tres pies al gato, yo los animo a que se decidan a ser buenos ciudadanos, buenos cristianos, vuelvan o se acerquen a la Iglesia, abrir su corazon en la confesión, que aún actúa la gracia en nuestros tiempos. Que las revoluciones empiezan por uno mismo y cara a Dios, como decía san Pablo, desprendiéndose del hombre viejo y luchar día a día por el nuevo, con ayuda de Dios y con los mediosque podamos poner para ello. A Dios rogando y con el mazo dando.