Creación y progreso. El hombre moderno opta por acelerar el proceso evolutivo (II).
El progreso continuo, definido también como “evolución atea” está sustentado en el aire, mezclando una experiencia científica sobre la evolución de las especies con el saber práctico de aplicar esa evolución, a través de la política, a la esfera social del hombre. Es otro tipo de intento, “la ingeniería social” que pretende acelerar el camino hacia el superhombre alterando sus valores y principios morales, así como la base de su estructura social. Han imaginado un ser con apariencia de humano, insensible al bien y al mal, capaz de estructurarse según decisiones autónomas sobre su sexo de elección contra el sexo de la naturaleza (intentando romper el límite de la barrera natural); la elección de las uniones afectivas (intentando superar la estructura social basada en la familia); la elección de la ética de la mayoría (intentando superar la barrera del bien y el mal de la ética de la naturaleza)
Con este empeño el hombre sustituye las leyes de Dios creador, que admiten un modo de crear no estático y en el que encajan todos los últimos descubrimientos científicos, por las leyes que “desde ahora”, se determinan por el ser más evolucionado de los seres conocidos. El hombre en un empeño colectivo (rememorando al creador) ha hecho suya la ley evolutiva. Y fabrica mundos imaginados donde deben moverse sus peones.
Esos mundos chocan indefectiblemente con la “libertad”. Los peones no dejan de ser humanos, con ideas propias y, por tanto, imprevisibles; con ansias de felicidad y con preguntas sobre la eternidad. Y esos seres son los menos susceptibles a aceptar un experimento. Lo que lleva a los “programadores del progreso”, a los que afirman que ese es “el proceso natural” a imponer las condiciones de contorno para que se realice su experimento. No les sirve el aviso de que ese experimento hará tremendamente infeliz al hombre, su experimento exige sacrificios. No os preocupéis “cobayas” que si no sois felices, la felicidad vendrá mañana para otro tipo de seres, los superhombres, que se moverán por otro tipo de coordinadas.
Yo prefiero creer en Dios, al menos le deja al hombre tranquilo; le propone su felicidad en la tierra, limitada, pero en el cielo ya sin límites; le quiere como es y como ha sido siempre; considera hombre lo mismo a un africano que a un europeo; a un hombre fuerte y a uno débil; a un creyente y a otro que no cree; para todos tiene una meta: la felicidad eterna. Y, todo este mundo creado es “sencillamente” un medio, pero un medio divino para lograr nuestra meta.
frid
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