lunes, septiembre 25, 2006

La Revelación y la Tradición. La seguridad del católico (II).

La Revelación y la Tradición. La seguridad del católico (II).

Dice el Concilio Vaticano II en la Constitución Dogmática Dei Verbum al hablar de La Sagrada Tradición : “Así, pues, la predicación apostólica, que está expuesta de un modo especial en los libros inspirados, debía conservarse hasta el fin de los tiempos por una sucesión continua. De ahí que los Apóstoles, comunicando lo que de ellos mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han aprendido o de palabra o por escrito, y que sigan combatiendo por la fe que se les ha dado una vez para siempre. Ahora bien, lo que enseñaron los Apóstoles encierra todo lo necesario para que el Pueblo de Dios viva”.

Esto nos llena de seguridad, pero no nos exime de la tarea de profundizar sobre esa revelación.

Y ¿cómo profundizar en las verdades reveladas, y no caer en una religión para cada hombre, en una interpretación subjetiva?

Aquí hemos de acudir a las realidades instituidas por Jesucristo. “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”; “Lo que atares en la tierra quedará atado en el cielo, lo que desatares quedará desatado en el cielo”. Cristo puso al frente de la Iglesia a Pedro y a los demás Apóstoles, al Santo Padre y a los Obispos para que cuidaran de su grey: para que la gobernaran, enseñaran y santificaran. Y, en lo referente a la enseñanza, prometió la asistencia del Espíritu Santo.

Podemos estar tranquilos en ese sentido los cristianos. Cuando pensamos sobre nuestra fe y decimos nuestra opinión sometemos lo que pensamos y decimos a una luz superior. De hecho estamos hablando de algo que hemos recibido, no de algo que hayamos creado nosotros. Y Dios cuida de su depósito a través de los Pastores y de la asistencia de la gracia. Nosotros viviendo la fe somos tradición para nuestros hijos. Y así la Revelación se transmite no sólo como doctrina sino como vida de cristianos.

Además, desde los primeros tiempos, ha habido cristianos que, fieles a la cabeza, han interpretado los textos sagrados y han transmitido la tradición de la Iglesia. Los primeros escritores eclesiásticos están en perfecta armonía con las Cartas de San Pedro o de San Pablo; San Clemente Romano o San Ireneo utilizan el mismo lenguaje epistolar. Poco a poco la doctrina cristiana se hace más teológica, sin dejar de ser ascética, como consecuencia de la necesidad de plasmar la verdad revelada frente a las desviaciones gnósticas, judaizantes (esas ya presentes en los primeros tiempos del cristianismo) o para definir indiscutiblemente las principales verdades de nuestra fe (ya presentes en los primeros credos de la Iglesia). Y eso hace que, para conocer con profundidad la doctrina cristiana, sea tan importante acudir a los Padres de la Iglesia; y también a los santos teólogos que, a lo largo del tiempo, han abierto un poco de luz o un mucho a los contenidos de las verdades reveladas.

Y es que en cuestión de fe, para el cristiano, lo importante es que Dios tomó la iniciativa y habló al hombre. Nosotros tenemos que escuchar y asentir. Mi fe es personal en cuanto que es un don de Dios para mí; pero es Universal en cuanto que creo en el mismo Dios que ha revelado y en las mismas verdades que nos ha comunicado. Y sigo la misma línea continua que he heredado de los primeros cristianos.

frid

No hay comentarios: